La refinería, ¿por qué no?
La represa La Esperanza fue construida para administrar agua para riego, consumo humano y animal y evitar inundaciones, mas no para suplir del líquido vital a una refinería que demanda millones de metros cúbicos, con lo que hubiera dejado desabastecido a Manabí. En la fase inicial del proyecto se habló de una planta desalinizadora para la refinería, pero después decidieron abastecerla con el agua de La Esperanza.
La fiscalización del proyecto en su inicio estuvo a cargo del Instituto Oceanográfico de la Armada Nacional (Inocar), que desacreditó la idoneidad del sitio El Aromo para llevar a efecto la construcción de una refinería, pero sorpresivamente la compañía coreana SK, vinculada al caso Sobornos, dio luz verde para que fuera en ese sitio. No se hicieron los estudios como correspondía y los perjuicios que traería a la salud, medio ambiente y social, como: Primero, el deterioro en la salud de la colectividad, por la emisión de gases. ¿Creen ustedes que las autoridades que apoyan este proyecto vivirían cerca de la refinería? Claro que no, pero se olvidan de las personas que viven en el sector y en los cantones Manta, Jaramijó y Montecristi
Segundo, el alto ambiental porque habría mayor presencia de buques tanqueros en el área, afectando la reserva ictiológica de la zona costera, con su flora y fauna, incluido su bosque seco, porque es de esperarse que en algún momento se presente un derrame de petróleo.
Tenemos ejemplos de lo que ha ocurrido en la Refinería de Esmeralda y los graves efectos ocasionados en la contaminación de su río y océano.
Tercero, el impacto social en la población por la existencia de 28 comunas ancestrales que fueron desposeídas de sus tierras sin compensación alguna. Recordemos que estas personas son de escasos recursos económicos y no tienen la posibilidad para denunciar.
Cuarto, el riesgo geológico, dado el relieve de los terrenos, por sus acantilados y siendo un sector altamente sísmico, dificultaría el andamiaje de las tuberías, porque estas deben ser instaladas en forma rectilínea para evitar la colocación de codos, que por efectos de la presión o movimientos telúricos podrían sufrir un desacople. Por ahora existen otras propuestas viables, visionarias y sostenibles que sustituirían a la refinería, como el proyecto fotovoltaico y la Ciudad Inteligente, ambos amigables con el medio ambiente, creando mayores oportunidades en inversión extranjera, nacional y con aquello fuentes de empleo que impulsarían la economía de Ecuador.