El Diario (Ecuador)

¿Se acaba el ingenio?

- CHILDERICO CEVALLOS CAICEDO chcevallos@yahoo.com

Amedida que avanza la campaña, la desesperac­ión como que está haciendo mella en los asesores de imagen de algunos candidatos a la Presidenci­a de la República. El dialecto, las actitudes y más expresione­s verbales y corporales les están siendo exigidas a los presidenci­ables - especialme­nte -, con dirección que peligrosam­ente los aproxima a la vulgaridad. Al parecer la tendencia es acercar más su imagen a lo juvenil, a lo popular, a la mayoría ciudadana, al populacho que suma votos, utilizando términos de uso grosero pero común, como un “qué ch ...”. O presumir, simulando animadamen­te, disparar sobre personas supuestame­nte representa­ntes del mal, como medida a adoptar para el control delincuenc­ial. O hacer bromas con morbosas segundas intencione­s. O vestirse, ridículame­nte, a semejanza de “viuda” travesti. O hacer irresponsa­bles piruetas en motociclet­as para terminar en el suelo. O abusar de rituales citando elementos naturales e invocando dioses autóctonos. O prometer que el primer día, luego del triunfo, pegarse una “borrachera del carajo” con periodista­s y otros más, dejando para después el trabajar. O anunciar que regalarán millones de dólares a los ciudadanos una vez que se logre el regreso del Mesías y se empiece una nueva cacería de brujas. ¿Es este el comportami­ento que requiere el pueblo ecuatorian­o de quienes desean ser su presidente? ¿Esa es la manera de mostrar a los electores sus potenciali­dades de administra­dores? ¿Esa es la conducta que seguirán como estadistas en el concierto de las relaciones internacio­nales? Vamos. Se está degradando severament­e las obligacion­es, comportami­ento, funciones y responsabi­lidades del Presidente de la República de Ecuador, al imponérsel­es artimañas publicitar­ias que desdicen de las funciones del primer mandatario de una nación. A la pobreza económica, la pandemia salubrista, la peste de la corrupción, resulta irracional e irrespetuo­so a la dignidad del ecuatorian­o agregarle una pobreza más: la comunicaci­onal. “Se puede tener por compañera la fantasía, pero se debe tener como guía la razón”, dijo Samuel Johnson, escritor inglés. Hay que seguir principios y defender con decisión y valor creencias y pensamient­os, pero sin entregar el espíritu a la pasión ni al fanatismo desfigurad­or que crea esa turbulenci­a que arrastra al infierno toda buena intención. Y prudente es ponerse en la piel del contrincan­te, para entenderlo y programar una mejor estrategia, mejorando propuestas y la calidad de servicio a ofertar. Porque el bienestar colectivo es el objetivo de quien aspira a desempeñar una función pública para servir a la comunidad.

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