El marketing del odio le dio el triunfo
La consigna estaba dada, desde lo internacional con sus acólitos nacionales; el socialismo del siglo 21 que dio lugar a la mejor administración de Ecuador y catapultó al país y a su líder en el ámbito intercontinental no debía seguir. El Departamento de Estado de los EE.UU. que premió a la fiscal de este país sudamericano por la persecución obsesiva a Rafael Correa, que culminó con cárcel y estigmatización en una placa, todavía no satisfacía el odio visceral a quien enfrentó al establishment, al sector poderoso, al feudalismo en tiempos de internet y la era digital. Era necesario pararlo, y qué mejor uno de sus discípulos más distinguidos que un exitoso banquero con obsesión de presidente, y se desarrolló la estrategia; su mejor aliado, el factor fáctico en alianza con la derecha y la oligarquía ecuatoriana con el aporte de una falsa izquierda y el bombardeo subliminal de los medios de información colectiva, mal llamados de comunicación, escritos y audiovisuales, con alguna excepción, en el que satanizaban a la Revolución Ciudadana cuyo cliché del candidato Lasso era decir con el sentido de “quieren lo malo de vuelta o lo bueno encarnado en mí”. Hay que respetar la estructura de las instituciones y sus funcionamientos y, con mayor razón, el pronunciamiento de la voluntad ciudadana y creer en la transparencia de un sufragio, pero el actual Consejo Nacional Electoral (CNE) pasará en la historia como el organismo que sembró la duda en un sector político que supone menoscabo a su líder y partido que debió estar disputando la segunda vuelta, y, se presume para los más escépticos, si acaso no fue el hilo conductor de una trama preelaborada para erigir al actual ungido. “Consumatum est”. “Alea jacta est”. Expresiones latinas que significan Todo está consumado y La suerte está echada, frase del emperador Julio César, en su orden. El país -la mayoría más uno- cayó en el lazo de Lasso, cuya tarea fue descalificar a su contendiente, pero jamás fue presentar un plan coherente como alguna vez lo propuso un excandidato Jacinto Velázquez Herrera. Ojalá resulte buen mandatario como banquero profesional. Al margen de cualquier posición ideológica, él hizo de la frase “el reencuentro” en la última campaña, que se contradecía con frases ofensivas al gran ausente, para indicar que es buen cristiano. Ojalá, que ya está satisfecho su ego, administre con sabiduría la patria para el bien de todos los ecuatorianos y no del sector poderoso al que pertenece. Felicitación a Manabí y Guayas, provincias emblemas del país que ratificaron en las urnas sus convicciones y a otras por sus pronunciamientos a favor de la Revolución Ciudadana representada por Andrés Arauz.