Las islas Galápagos en peligro
Las Islas Galápagos soberanamente pertenecen a Ecuador, pero se han convertido en una responsabilidad compartida para todos quienes habitamos el planeta. El 8 de septiembre de 1978 el Comité de Patrimonios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) las declaró Patrimonio Natural de la Humanidad por su excepcional belleza natural, por ser ejemplo vivo de las etapas de la historia de la tierra incluyendo testimonios de vida, por representar ejemplos de procesos ecológicos y biológicos, y por guardar los hábitats naturales más representativos del planeta. La adhesión a la CONVEMAR en su momento fue anunciada por el gobierno de turno como un hecho histórico que beneficiaría a los ecuatorianos, bajo el argumento de que se “tenía mucho que ganar y nada que perder”. Hoy el país siente que perdió soberanía al renunciar de manera voluntaria a su legítimo derecho sobre las 200 millas a cambio de 12 millas como quedó expresado en el artículo 3 del convenio, en donde se señala que “todo Estado tiene derecho a establecer la anchura de su mar territorial hasta un límite que no exceda de 12 millas marinas medidas a partir de líneas de base determinadas”. La suscripción del convenio fue lesiva para el país, según el periodista Marcelo Larrea, pues su firma conllevó varias afectaciones como renuncias a derechos legítimos y se comprometió la soberanía de Ecuador sobre las islas Galápagos. El artículo 121, literal 3 de la CONVEMAR, establece que las islas e islotes que no sustenten habitación humana ni vida económica autónoma carecen de derechos a Zona Económica Exclusiva e incluso a Plataforma Continental, menos entonces, a Mar Territorial. Lo cual se ha convertido en un riesgo para algunas islas del Archipiélago. Las Galápagos, desde la fundación en Ecuador fueron anexadas a su territorio, sus habitantes han coexistido con el mar que las rodea durante miles de años, y además ha sido confirmada su posesión por el Tratado del Pacífico, en la Declaración de Santiago de 1952 y en el Convenio Complementario de Lima de 1954, legalmente ratificado por los poderes legislativos y ejecutivos de Chile, Perú y Ecuador, y reconocido por las Naciones Unidas. Hoy se ve amenazada por la invasión permanente de la gigantesca flota pesquera china que arrasa las especies marinas, que amenaza la alimentación de las presentes y futuras generaciones, que pesca en la cercanía de Galápagos. Es imperativo que se demande la nulidad de la CONVEMAR, se exija la restitución de las 200 millas de mar territorial y se declare la vigencia del Tratado del Pacífico, Declaración de Santiago que tiene un estatus de ley universal.