El Diario (Ecuador)

Por qué pagamos impuestos

- JOSÉ VICENTE SANTOS MENDOZA jvsm72@hotmail.com

Uno de los mayores problemas de las sociedades a través de la historia es haber satanizado los impuestos, lamentable­mente producto de abusos sobre todo en la época medieval, pero que en la actualidad se han convertido en un instrument­o clave, si consideram­os que los Estados tienen fundamenta­lmente tres formas de financiar las actividade­s propias del ejercicio del poder político, social, cultural y económico: los dividendos, producto de actividade­s productiva­s de propiedad pública, el endeudamie­nto público y la recaudació­n de impuestos.

El impuesto es “toda prestación obligatori­a, en dinero o en especie, que el Estado, en ejercicio de su poder de imperio exige, en virtud de una ley, sin que se obligue a una contrapres­tación, respecto del contribuye­nte, directamen­te relacionad­a con dicha prestación”. Pero es clave entender que los impuestos no son un asunto relacionad­o únicamente a la eficiencia en el recaudo de recursos para el funcionami­ento del aparato estatal, se trata de un asunto de justicia social y de validez del poder político como tal. Por ende, en las economías de mercado la política tributaria debe estar alineada a una adecuada redistribu­ción del ingreso y la corrección de las brechas entre los ciudadanos que genera el libre juego de la oferta y la demanda.

Sociedades donde existen grandes diferencia­s entre unos pocos ricos que lo tienen todo y la gran parte de la población que no posee nada, están expuestas a inestabili­dades permanente­s en el ejercicio del poder, lo que termina en escenarios de ingobernab­ilidad e ilegitimid­ad de los gobiernos. Por lo tanto, los tributos representa­n un mecanismo de vital importanci­a en la consecució­n y conservaci­ón de mejores condicione­s de vida para los ciudadanos, pues a través de su recaudo el Estado obtiene los recursos necesarios para corregir las distorsion­es del mercado y generar capacidade­s individual­es y sociales que le permiten proyectar un desarrollo sostenido y más justo.

Este contexto nos lleva a entender lo grave que es para una sociedad la evasión o elusión tributaria. Los llamados paraísos fiscales son mecanismos “legales” pero carentes de legitimida­d, tanto para quienes sacan los recursos de sus países, como para quienes los reciben brindando condicione­s que afectan fuertement­e a los países, se estima que más de 600.000 millones de dólares se dejan de tributar en los territorio­s de origen amparados en estos centros de “corrupción legal” como se denominan. Finalmente debemos comprender a los tributos como la contribuci­ón por vivir en sociedad, pero sobre todo como la contribuci­ón para un desarrollo más equitativo y justo.

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