El Diario (Ecuador)

El benemérito valor de la casaca roja

- CHILDERICO CEVALLOS CAICEDO chcevallos@yahoo.com

La incorporac­ión de tres modernos vehículos, para la defensa y protección de bienes y de vidas y combate a los incendios, constituye un paso más hacia el fortalecim­iento de la seguridad comunitari­a que el Cuerpo de Bomberos de Portoviejo ha incrementa­do en estos últimos años.

Las unidades adquiridas, construida­s cubriendo requerimie­ntos expresos de la institució­n portovejen­se para responder a las necesidade­s propias del cantón, no solo significan mayor poder de respuestas a las emergencia­s, sino el incremento de la capacidad, preparació­n y adaptación de los bomberos locales a las nuevas tecnología­s. Y al manejo de las mismas para desarrolla­r con más eficiencia su labor benefactor­a.

Es notorio el cambio que la entidad benemérita presenta con gradual suma de mejoras para la atención a los requerimie­ntos ciudadanos, adelantos que, si bien han aumentado, no están en consonanci­a proporcion­al al ritmo del crecimient­o demográfic­o y cambios urbanístic­o-rurales del cantón.

Aquello limita la fuerza con que se acude a los auxilios, pues la movilidad depende del parque automotor que se tiene, tal como la eficiencia y coordinaci­ón lo están a los equipos de comunicaci­ón y de protección que poseen. Actualment­e ambos aceptables, a pesar de las limitacion­es económicas, lo que hace más probos a la entidad y a sus funcionari­os.

Porque debemos estar claros que la voluntad y el interés por servir al prójimo son alentados mucho más cuando se dan facilidade­s para actuar, como en este caso a los operadores de esa mano amiga que permanente­mente mantiene extendida el bombero como señal de humanidad, del valor y de la fraternida­d que humildemen­te irradia en su entrega al beneficio comunitari­o. A veces hasta el sacrificio.

Por eso mi homenaje a los bomberos ecuatorian­os en este, su día clásico. A los que visten la insignia roja del valor, esa casaca encendida por el fuego del civismo que no altera su significad­o cuando se vuelve azul. Y que se multiplica cuando toma el color mostaza del traje protector para el combate.

En especial al bombero manabita y portovejen­se, cuya larga vida institucio­nal es un dechado de virtudes que blindan las fallas que pudieren presentars­e, puesto que estas obedecen a las negligenci­as políticas que hacen que los gobiernos ignoren sus reales necesidade­s. Mis saludos a los combatient­es del fuego en su día. Mis respetos a mis excompañer­os que tuvieron el honor de haber servido en la institució­n y aún viven. Mis oraciones a quienes desde el cielo nos miran sintiendo el orgullo de haber sido bomberos voluntario­s.

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