Jinetes de la noche
Manabí es un paraíso de productores y agricultores que trabajan la tierra en el campo, representa casi el 6 % del PIB de la nación. Sin embargo, esta exuberante realidad no se compadece con los paupérrimos precios que se paga a los campesinos por parte de los intermediarios o los grandes industriales.
Este escenario no corresponde sólo a nuestra región, es mundial, con diferentes matices, tal vez la diferencia es que en los países desarrollados los agricultores reciben subsidios por parte del Estado, lo que aquí sería casi una abominación.
Se conoce que desde los albores del siglo pasado y ya con la prominente industrialización, las contradicciones entre productores, intermediarios e industriales se han profundizado. Allá por esas épocas en tierras norteamericanas se llevó un conflicto de grandes proporciones, la industria tabacalera empezaba con un gran auge, y una de sus firmas, la American Tobacco Company (ATC) que monopolizaba esta manufactura, impuso precios misérrimos a los cultivadores de tabaco, llevándolos literalmente a la quiebra. Algunos de los agricultores tabacaleros decidieron asociarse para evitar que la industria tabacalera pagara precios muy bajos a sus productos. Les llamaron “Los jinetes de la noche” y obligaban a los productores a agregarse al boicot en contra de las tabacaleras utilizando métodos poco pacíficos. Aunque esto terminó en los tribunales de justicia, fue un precedente para que por lo menos se visualizara esta problemática.
No es un secreto que en la cadena de suministros alimenticios, la del productor agrícola, en especial el pequeño y mediano campesino es la más vulnerable. Frente a esta realidad, a nivel mundial se han realizado diferentes acciones para que el hombre del campo tenga una razón económica y social fructífera, sin embargo, es todavía insuficiente.
Parte de esas iniciativas es la entrada en vigor a partir de enero del 2023, en Alemania, de la ley de cadena de suministros, que tratará de poner orden a las empresas alemanas en varios aspectos como hacer un control ético desde la obtención de la materia prima para la elaboración de sus productos hasta su manufacturación.
Aunque no es el objetivo hacer apología al caos, es entendible el profundo malestar de los agricultores ecuatorianos, pero sobre todo la inminente necesidad de que el Estado ecuatoriano cree políticas definitivas, sustentables y prácticas para defender este sector fundamental de la economía nacional.
Es necesario reflexionar sobre la necesidad que desde el Estado y toda la sociedad se realice una minga de concientización sobre las ventajas para todos de darle el verdadero valor al trabajo del campo, con el objetivo también de disminuir la inmigración hacia la ciudad y dejar a las campiñas sin sus principales actores, el hombre y la mujer que labran la tierra. Llegado a este punto, con Moreno aparentemente a salvo en ese país suramericano por no existir convenios de extradición, el abogado Pedro Granja señala que no es un obstáculo insalvable. A propósito de ello, esta figura de la extradición es buena cuando los corruptos se sienten invencibles e inconveniente cuando la justicia los alcanza.
Habrá peor cinismo que luego de que Moreno vaticinaba que el próximo presidente sería Lasso o Nebot, se publiquen fotos de Correa entregando el mando a Moreno. En qué galaxia o agujero espacial estaría quien desconoce que Moreno dio un giro hacia el neoliberalismo. No habrá grandes obras ni hospitales difíciles de administrar por su tamaño. Al poco tiempo, ¡el karma de la pandemia!
¡Y el sueño de ver a un presidente preso, adivinemos sobre quién recaerá!