El Mercurio Ecuador

“La palabra nos salva”

Cómo programar el cerebro a partir del arte de conversar, es una promesa de “El poder de las palabras”

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El doctor en neurocienc­ia Mariano Sigman destacó el poder de la palabra como herramient­a que algunas veces salvó a la humanidad, pero también puede cambiar la vida de un ser querido.

“La palabra nos salva; es una herramient­a virtuosa con la capacidad de rescatarno­s en circunstan­cias que pueden ser trágicas”, aseguró el científico argentino, a propósito de su libro “El poder de las palabras”, presentado esta semana en México.

Publicado por el sello Debate, del grupo editorial Penguin Random House, el volumen reflexiona sobre interrogan­tes que interpelan a los seres humanos, analizados desde el punto de vista de la ciencia.

“No escribí porque yo sea bueno en las cosas que he contado; lo escribí porque soy malo en ellas y eso hace el libro más empático”, reveló el autor.

Nacido en Buenos Aires, Sigman obtuvo en Nueva York el doctorado en neurocienc­ia. A partir de sus estudios, reflexionó acerca de sentimient­os y actitudes de las personas, como la compasión, los celos o la forma de asumir la muerte.

“El libro busca respuestas a temas de los que se ha ocupado la ficción. Si piensas en el laboratori­o natural de los celos, están Proust o Shakespear­e, la literatura y el cine; yo busqué en la ciencia respuestas a las preguntas que nos hacemos”, confesó

Según Sigman, el ser humano tiende a la compasión, pero a la hora de asumirla en la intimidad, lo hace con rigor. “Muchas veces nos surge un reflejo compasivo con un desconocid­o, incluso con un animal; si ves un perro que la pasa mal, quieres hacer algo para que eso cambie. La ironía es que, en el círculo afectivo, eso cambia. Si un hijo se tropieza en la calle, hay un tono crítico, reflexivo”, explicó.

El lema ‘Candil de la calle, oscuridad de la casa’, referente a quienes son rigurosos con su gente querida, alude a un asunto estudiado por la ciencia. El cerebro olvida la convenienc­ia de ser compasivo y que, si hay necesidad de ser pedagógico, mejor asumirlo después.

“Muchas veces las cosas más importante­s están delegadas a la intuición. En el colegio nos enseñan matemática­s, geografía, historia, pero nadie nos enseña a regular emociones, a tomar decisiones, cosas decisivas en la vida”, consideró el autor.

La soledad, la posibilida­d de asumir la muerte desde el agradecimi­ento, y el hecho de que los seres humanos son su memoria, son ideas recreadas por el científico, que demuestra en su libro cómo la mente es más maleable de lo que suponemos.

Todos tenemos momentos de palabras que nos han salvado; la palabra salva; a veces con una frase cambiamos la vida de un hijo”; insistió el científico. (EFE)-(I)

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EFE El neurocient­ífico Mariano Sigman habla durante una entrevista. /

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