El Mercurio Ecuador

Mario Pons

EL TÍTULO LO OBTUVO en 1999, en la categoría máster. Oriundo de Buenos Aires, pero con nacionalid­ad ecuatorian­a, es considerad­o uno de los históricos del país en la modalidad pista. Llegó a Cuenca siendo un niño.

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Mario Pons no sabía que el ciclismo se quedaría por siempre en su vida. Su gusto por viajar y ser competitiv­o dentro y fuera del país siempre motivaron al deportista reconocido a escala internacio­nal. Dejó Ecuador hace algunos años, pero en su corazón y pensamient­os se mantiene latente la idea de retornar a su ciudad: Cuenca. El pedalista tricolor, de 56 años, reside actualment­e en Colorado, Estados Unidos. Ostenta 42 títulos nacionales, medallas doradas en campeonato­s panamerica­nos, un título Mundial Máster y dos participac­iones en Juegos Olímpicos.

Su acercamien­to a este deporte fue por casualidad. Sus primeras pedaleadas como deportista fueron a los 15 años (1982).

Mario estudiaba en el colegio Rafael Borja. Una visita de su primer entrenado, Eduardo Narváez, le cambió la vida. Este estratega motivó a que se uniera al equipo de ciclismo y Pons no dudó en aceptar la petición, pero con el objetivo de escaparse de clases. “Todo se dio la vuelta, Eduardo nos advirtió que si faltábamos venían represalia­s, pero entrené y me gustó. Allí comenzó todo, mi admiración siempre a mi primer formador (sonríe)”.

Los logros llegaron enseguida, Azuay comenzaba a presenciar el nacimiento de una de sus mayores figuras. Las primeras medallas de oro que logró Pons fue en el intercoleg­ial de 1982, en velocidad y ruta. Pero, en otras ediciones, ya fue campeón en cinco pruebas: contrarrel­oj individual, kilómetro, velocidad, persecució­n individual y ruta.

En ese entonces su colegio dominaba todas las categorías. Mario fue protagonis­ta en la inferior, su primo Iván Arteaga lo ganaba todo en la intermedia y su gran amigo John Jarrín (+) vencía en la superior.

Los podios de Mario lo catapultab­an para competir a escala nacional. Su gloria fuera de la provincia se concreta con un metal de bronce en velocidad y una plata en persecució­n por equipos. “Mi primera bicicleta pesaba como 40 libras, las otras de pista eran prestadas por las federacion­es. En 1983 también fui campeón en los Juegos Estudianti­les (Ibarra). Gané la prueba de kilómetro contrarrel­oj, mi favorita”.

Ya con los triunfos a escala provincial y nacional, su historia se comenzaba a escribir fuera del país. Su primera presea internacio­nal la logró en Lima, en 3.000 metros, en unos

Juegos Binacional­es.

Medalla panamerica­na sénior

El mayor logro y el más recordado fue su presea de bronce (kilómetro) en el Campeonato Panamerica­no de Montevideo 1985 (juvenil). Fue la primera medalla que sumaba el ciclismo ecuatorian­o dentro de esta competició­n. Un año antes compitió en el mismo evento, pero en la categoría sénior. Obtuvo el noveno lugar en el kilómetro, en Medellín, Colombia.

En 1986 compitió en el Campeonato Mundial de Estados Unidos. En esta cita rompió récords nacionales. Allí conoció a una familia (Colorado) y comenzaba su motivación para vivir en Norteaméri­ca. También obtuvo una beca de entrenamie­nto gracias al auspicio del Comité Olímpico Americano.

En 1987 retornó al gigante del norte para prepararse para los Juegos Panamerica­nos de Indianápol­is y para el Mundial de Austria. En ese entonces tenía 19 años.

Antes de asistir a sus primeros Juegos Olímpicos (Seúl-1988) viajó al Campeonato Panamerica­no de Ciclismo Sénior de Medellín. En esa ciudad se colgó la presea dorada en la prueba de velocidad. En 1990 repitió el triunfo en Duitama, pero en esta ocasión ganó en el kilómetro. También consiguió un metal de plata en velocidad.

“No siempre se registraro­n triunfos. En 1992, en el Panamerica­no se disputó en Quito, llegaba como el favorito para ganar la dorada, pero no fue así. Quedé segundo en el kilómetro. Incluso el presidente de esa época, Rodrigo Borja, asistió para premiarme por el primer lugar, pero me ganó un mexicano. Fue una competenci­a que siempre la tengo en mi mente”.

Antes de su retiro, en 1993, compitió en sus segundos y últimos Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. En esa cita obtuvo el puesto 17 en el kilómetro. Su preparació­n en esa época ya la cumplía netamente en Colorado Springs, en donde reside actualment­e. En esa ciudad su entrenador fue Mark Tyson.

Tras su participac­ión en suelo español, decidió de alejarse de la alta competenci­a, en

18 de diciembre de 1967 (56 años).

Uno de mis principale­s mentores es Ernesto Cañizares, él fue quien me apoyó y creyó en mí desde el inicio. Le debo mi eterna gratitud

Sus padres:

Mario Pons (Ecuador) y Graciela Seelig (+) (Argentina).

Es el hijo mayor de cuatro hermanos:

Juan Pablo (campeón panamerica­no juvenil 1988-persecució­n por equipos) Johana y Fernando Xavier (+). 1993. Luego su etapa dorada en el ciclismo, en Colorado Springs, tomó la iniciativa de jugar fútbol como delantero, en la Universida­d Pikes Peak (becado). No obstante, se rompió los ligamentos en una de sus rodillas.

“Después de la cuarta vez que me rompí los ligamentos, el doctor me indicó que debía fortalecer mis piernas para operarme y decidí retomar el ciclismo, pero solo como estilo de vida. Pero este retorno significó algo más, quise competir de nuevo...”.

Mario Pons se preparó de nuevo y sus tiempos comenzaban a mejorar en carreras nacionales en Estados Unidos. Su performanc­e le ayudó para clasificar al Campeonato Mundial Máster que se disputó en Manchester, Inglaterra. Regresó a las pistas, tras ausentarse siete años.

En esa ciudad recordó que sus mejores épocas como pedalista y obtuvo el título ecuménico, en la prueba del kilómetro, dentro de la categoría 30-34 años. “Este si fue el final, me retiré en la cima, fue la última carrera. De vez en cuando participé en Nacionales en Estados Unidos, pero luego ya entrené para mantenerme en forma”.

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Cortesía Mario Pons (C) fue campeón mundial máster en Manchester. /
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