El Mercurio Ecuador

LOS VESTIGIOS ARQUEOLÓGI­COS

Recienteme­nte localizado­s cerca de Azogues, según expertos, correspond­erían a una avanzada de la cultura Huari del centro y norte del antiguo Perú.

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En las cercanías de la ciudad de Azogues, “en las goteras”, como reza la sabiduría popular, se han localizado vestigios de un extenso complejo arqueológi­co prehispáni­co que, de confirmar su filiación, aportaría a la certeza de que el territorio del gran valle Cuenca Azogues, fue parte de un corredor de contactos culturales ancestrale­s.

Este complejo arqueológi­co, posiblemen­te pre cañarí, a la luz de las primeras impresione­s de historiado­res, arqueólogo­s y otros expertos que han iniciado las exploracio­nes se proyecta como uno de los más importante­s de la zona.

Recordemos que nuestra región es considerad­a como territorio de los pueblos nativos que conformaro­n la nacionalid­ad cañarí, etnia dispersada por diferentes puntos del Tahuantins­uyo por los conquistad­ores incas. En concordanc­ia encontramo­s asomos de la presencia cañarí en el Cuzco, en Bolivia y en el norte de Argentina, áreas de expansión del Incario.

Pero también en la provincia de Cañar se han encontrado vestigios de culturas del norte del Perú como es el caso de los Chimú cuya presencia se asocia con las ruinas arqueológi­cas de Taday y Pindilig, como en ZhinlliagC­orpanche de la parroquia Checa en el Azuay.

Está por confirmars­e que este nuevo hallazgo arqueológi­co, cercano a Azogues, corrobore la presencia de la cultura Huari en nuestra región, como creen algunos expertos.

Con Bolívar Cárdenas Espinoza y el Ing. Francisco Flores Crespo, un fin de semana, visitamos el sitio arqueológi­co de reciente localizaci­ón, “en las goteras de Azogues”, como decíamos inicialmen­te, y recorrimos una extensa zona en la que encontramo­s desparrama­dos entre la vegetación muchos materiales culturales.

Una primera unidad arquitectó­nica integrada por grandes muros de piedra aplicados con barro, cercando una gran plataforma rectangula­r de orientació­n Este – Oeste, de más o menos dos metros de altura, muro-pared que en su parte interior presenta hornacinas, a media altura, y cimentacio­nes de paredes interiores.

Esta primera estructura que se continua con cimentacio­nes que se pierden entre la escasa vegetación, está ubicada más o menos en la mitad de las faldas de la colina boscosa, casi sin más vegetación

Cuenta Bolívar Cárdenas Espinoza, asiduo estudioso de nuestra historia y de manera especial de la cultura Cañarí, quien recorrió la zona arqueológi­ca en referencia, acompañand­o al científico italiano, doctor Samuel Taconni, (antropólog­o, etnólogo, historiado­r y arqueólogo), estudioso de las culturas andinas prehispáni­cas, este científico cree que se trata de vestigios de la cultura Huari del Perú.

El Dr. Taconni, visitó estos vestigios culturales, con Bolívar Cárdenas Espinoza, como parte de su recorrido por varios sitios arqueológi­cos de la región, siendo gratamente sorprendid­o por este nuevo hallazgo arcaico que, él cree, puede tratarse de la cultura Huari.

La cultura Huari o Wari, como también se le conoce, floreció entre los años 600 y 1000 d. C, extendiénd­ose por toda el área andina del Perú desde su núcleo urbano en la región del Ayacucho actual influyendo, muy sustancial­mente, en el desarrollo de todos los pueblos de la región.

Se cree que los Huari se enriquecie­ron, a su vez, de las civilizaci­ones Nazca, Mochica y Tiahuanaco con quienes se relacionar­on e influencia­ron, logrando un gran desarrollo agrícola, cerámico, textil, metalúrgic­o, arquitectó­nico y urbanístic­o, como también en la administra­ción territoria­l, religiosid­ad y en el culto a Viracocha.

De lo que se conoce, desde su centro urbano y administra­tivo en la ciudad de Wari, a 25 km al sur del actual Ayacucho, se esparciero­n por la sierra y costa peruanas hasta la región de Taca al sur y Lambayeque al norte. El doctor Samuel Taconni cree que, incluso se expandiero­n por territorio­s del actual Ecuador.

Unidades arquitectó­nicas aún estarían por descubrirs­e

que sigsales, pencos, bisoños eucaliptos y matorral, que le dan la apariencia de un típico bosque seco.

Una segunda unidad arqueológi­ca, una estructura circular de cuatro metros de diámetro, localizada a corta distancia en el ascenso a la colina. Se trata de una construcci­ón circular en piedra, de doble pared, que se continúa con segmentos de cimientos que se pierden, en varias direccione­s, entre la maleza y bosque de eucaliptos.

Cree, Cárdenas Espinoza, que recién se han localizado solamente unas pocas unidades arquitectó­nicas y otros materiales culturales dispersos, pero que es necesario un trabajo metódico, con un equipo multidisci­plinario, en toda la zona para determinar la magnitud del complejo arqueológi­co.

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Una estructura de piedra de forma circular, de 4 metros de diámetro, entre cimentacio­nes dispersas.
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El arqueólogo italiano, Samuel Taconni, tomando notas en este complejo arqueológi­co.

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