El Mercurio Ecuador

“Por sus frutos….

- Juan F. Castanier Muñoz

….LOS CONOCEREIS” es la frase sabia de Mateo, cuando quería enseñar a diferencia­r entre los buenos y los falsos profetas. Guardando las debidas distancias, lo sucedido con el ciudadano Jorge Glas merece tomarse muy en cuenta, porque sus “frutos” no dejan lugar a dudas sobre una trayectori­a plagada de vericuetos y trapacería­s, por más que sus compinches se desgañitan insistiend­o en calificarl­o como “perseguido político”.

Al menos desde donde se sabe, los cuestionam­ientos a Glas comienzan por un presunto plagio de su tesis de grado universita­rio. Viene más tarde su célebre vinculació­n con Odebrecht, en la cual intervino su tío Rivera y donde los directivos de la empresa brasileña declararon con punto y coma los dineros que entregaron al “duo dinámico” a cambio de la adjudicaci­ón de obras con sobrepreci­os exorbitant­es. Hoy, los miembros de la banda, argumentan en su favor que Odebrecht ya ha sido absuelta por la justicia brasileña, habría que averiguar si no ha ido para intervenir en el caso el ex fiscal Galo Chiriboga. Luego, aparece el caso Sobornos. Posteriorm­ente, el “consejo de ancianos” de su mismo partido lo “ladea” para candidatiz­ar a Moreno a la presidenci­a de la república. Después viene la cárcel, de donde sale ilegalment­e gracias a una providenci­a trucha del juez Curipallo, mismo que actualment­e se encuentra preso por ser uno de los actores del caso Metástasis. Y, como para rematar con broche de oro, tan “brillante” hoja de vida, Glas es denunciado por una excolabora­dora suya, por acoso sexual y laboral. La fémina del cuento ha sabido trabajar para el reo, aun cuando estaba recluida en un “conocido” hotel de Latacunga, ¡recibiendo sueldo de la prefectura de Pichincha!

Con la ingrata participac­ión de un juez nacional y la complicida­d de ciertas bancadas legislativ­as, logra el correísmo que el caso Glas sea debatido en la Asamblea y, aunque la votación les resulta aparenteme­nte favorable, la resolución trucha no cumple su objetivo pues Glas, al momento, no goza de inmunidad. Finalmente, Glas se refugia en la embajada de México y una jueza nacional le niega una solicitud de preliberta­d. “Por sus frutos…” (O).

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