Jesús nos dice: “Ustedes son todos hermanos”
El gran fundamento de la fraternidad es la revelación de Jesús de que Dios es Padre. Quienes tienen a Dios como padre son hermanos entre sí. Los discípulos no se asombran ante este enunciado, que ya conocían, pero Jesús lo universaliza, aplicándolo a todos los hombres sin hacer ninguna discriminación. Por eso acogen con alegría la oración que el Maestro les enseña, dirigida a Dios como Padre nuestro.
La fraternidad se basa también en la presencia de Cristo. Él es quien nos lleva al Padre y hace que nuestra comunión sea efectiva para permitir el diálogo sincero y respetuoso entre todos. A través de Jesucristo podemos conocer a Dios; a través de él los hombres nos conocemos y comprendemos; a través de él conocemos la creación como regalo de Dios, que todos debemos cuidar con responsabilidad.
Jesús es nuestro hermano. Él es el primero, el que va por delante abriendo el camino de la vida. Su ejemplo y sus enseñanzas
Nuestra solidaridad
sobre la fraternidad nos animan; son muchos sus dichos sobre la caridad, la amistad, el perdón, todos basados en la ley del amor. Dar la vida y el servicio reciproco son muestras de verdadera fraternidad.
“Ustedes son todos hermanos” (Mt 23,8). Con estas palabras de Jesús, recogidas en el Evangelio de San Mateo, el Papa Francisco ha querido iluminar
A través de Jesucristo podemos conocer a Dios; a través de él los hombres nos conocemos y comprendemos; a través de él conocemos la creación como regalo de Dios, que todos debemos cuidar con responsabilidad.
La fraternidad es el principal fundamento para conseguir la paz, ésta solo es posible alcanzarla si todos trabajamos por el bien común.
el 53° Congreso Eucarístico Internacional a realizarse en la ciudad de Quito, Ecuador, en el 2024. Es una frase del Maestro exhortando a sus discípulos para que tomen conciencia de su relación fraternal, en cuanto hijos de un mismo Padre. La comunidad de los creyentes, por vocación divina, está llamada a fundar sus relaciones humanas en el amor de hermanos, relaciones de fraternidad que
deben ser signo de esperanza para un mundo fragmentado, ungüento necesario para sanar heridas. «Ustedes son todos hermanos» recuerda el Maestro a la sociedad contemporánea por medio de su Iglesia que peregrina en el mundo.
El contexto de este Congreso Eucarístico expresa la urgencia de fraternidad para sanar el mundo. No se trata solo de sanar las relaciones entre los diversos pueblos que habitan la faz de la Tierra, sino de sanar las heridas del corazón humano que dificultan la paz y la reconciliación.
Es necesario darnos cuenta “de que estamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos” (P. Francisco). Este momento de gracia, como lo es un Congreso Eucarístico, nos permite reavivar el don de Dios y la toma de conciencia de cómo todos los pueblos, abrazados por el amor eucarístico que brota del Corazón de Cristo, son hermanos, hijos de un mismo Padre, constructores de fraternidad. Fraternidad entre los hombres, fraternidad con la creación (Cf. 53° Congreso Eucarístico Internacional, Documento Base).
La fraternidad es el principal fundamento para conseguir la paz, ésta solo es posible alcanzarla si todos trabajamos por el bien común y no por afanes personales, el deseo de ganancia y de poder. Redescubramos y valoremos las relaciones fraternas en el seno de las familias y de las comunidades, compartiendo las alegrías y los sufrimientos, las dificultades y los logros que forman parte de nuestra vida ordinaria.