El agua de Cuenca, para Cuenca
CUENCA, HOY CON 650.000 habitantes, cada uno de ellos utiliza 0,4 m3 del líquido vital. Cuenta con tres plantas mayores como son: Tixán 1200 L/s, El Cebollar 750 L/s y Sustag 400 L/seg.
El verdadero motor para la vida en el planeta Tierra es el nominado oro azul, una sencilla molécula química formada con dos átomos de Hidrógeno y uno de Oxígeno, estructura que representa al compuesto que cobija al planeta Y lo vuelve crisol de vida, siendo como su sangre y linfa. Su ausencia reduce la presencia biológica. El 70% de él está representado por agua y corresponde a 1386 millones de kilómetros cúbicos, el 97% es agua salada y el 3% es agua dulce, es subterránea, en lagos, ríos, humedad del suelo, y la mayor parte está en los glaciares polares. El 96 % del agua dulce en estado líquido está localizada en el subsuelo y apenas el 4% es superficial o atmosférica y por ende está a disposición de usos humanos en potabilización, agricultura, industria, hidroelectricidad, etc. No existe fábrica ni quien produzca más agua de la existente, lo cierto es que más que proporcionalmente con la explosión demográfica el consumo de agua se ha multiplicado incontrolablemente, hemos contaminado con la gran industria, mal empleo del más noble recurso de la vida, no existe criterio ambiental ni hemos tenido el tiempo de madurar el respeto por nuestros descendientes, como propietarios y usuarios del más noble recurso de la vida como es el hídrico.
Volúmenes actuales
La ciudad de Cuenca, hoy con 650.000 habitantes, cada uno de ellos utiliza 0,4 m3 del líquido vital. Cuenta con tres plantas mayores y bajo la responsabilidad técnica de ETAPA como son: Tixán (río Machángara) 1200 L/s, planta de El Cebollar (río Tomebamba) 750 L/s y Sustag 400 L/seg.
No es importante sólo la capacidad de procesamiento de una planta de potabilización, sino la cantidad de materia prima o agua cruda proveniente de las fuentes que la Naturaleza oferta, y ésta cuánto más pura sea, resulta más fácil y barata la potabilización
La materia prima, es el agua cruda proveniente de los humedales andinos en las crestas de las hirsutas montañas que nos proporcionan el noble compuesto, que llega a cubrir a no menos del 95% de la población citadina.
El problema con déficit está determinado por asuntos inherentes a cambio climático, el prolongado estiaje que vivimos actualmente, las quemas de los pajonales por pirómanos y delincuentes ambientales, la alteración de flujos hídricos por intervenciones antrópicas, la minería que además contamina por gigantes cantidades de material de remoción, productos químicos, paisajismo, piscinas de relaves o depósitos de los residuos mineros con los elementos más complejos y riesgosos de un proyecto a gran escala en los páramos andinos poseedores de acuíferos y zonas de recarga hídrica. Además, el incremento de la frontera agrícola, la caótica forma de usos del suelo, construcción vial sin estudios de impacto ambiental, polución de aguas con residuos agrícolas, ganaderos, domésticos, hotelería, deforestación, etc. representan un grave conflicto que deteriora la calidad del agua cruda y encarece la potabilización así como el garantizar servicio a la comunidad. Sí deseamos que la vida continúe, es imperativa una cultura de respeto por el valor real del agua, de ésta dependerá la vida de nuestra descendencia y todas las especies del planeta
Agua y clima
En consideración de que el 70% de la superficie del planeta Tierra, está cubierta por agua, bien podría llamarse planeta Agua, entonces no debemos sorprendernos de que muchos problemas ambientales tienen relación con el agua, su calidad, cantidad, presencia o ausencia.
Los efectos o consecuencias determinadas por el cambio climático que sufre nuestro planeta son innúmeros, estiajes y/o profundas temporadas de alta pluviosidad, tifones, huracanes, inundaciones, destrucción de cultivos agrícolas, casas, desborde de ríos y daños múltiples como suele suceder con nuestro Yanuncay, caída de puentes, y otros muchos daños con lo más grave que está dado por las pérdidas de vidas humanas.
Eduardo Sánchez Sánchez