El Mercurio Ecuador

Nostalgia por cines cuencanos

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Hubo un tiempo en el que las primeras páginas de El Mercurio estuvieron copadas de anuncios de los teatros. Entre los años cuarenta y sesenta había una gran cantidad de avisos, que se necesitaba­n de hasta tres páginas para cubrir con todo lo que se iba a proyectar.

Y es que Cuenca, en el siglo XX, fue una ciudad cinéfila por excelencia. En lo que hoy conocemos como Centro Histórico, hubo, al menos, seis teatros y cines funcionand­o al mismo tiempo. Y El Mercurio, que se apresta a cumplir cien años de servir a Cuenca, los registró a cada uno de ellos.

Porque es preciso decir que las páginas del periódico sirvieron de testigos de lo que se proyectaba y de lo que veían los cuencanos.

Empecemos con el primer espacio que sirvió de exhibición cinematogr­áfica: el teatro Variedades, que fue instalado en 1913, en las calles Padre Aguirre y Lamar. 15 años después, cuando El Mercurio no tenía ni un año de circulació­n, el 24 de mayo de 1928 apareció un anuncio.

En él, el teatro Variedades invitaba a una “regia suntuosa función de gala en conmemorac­ión de esta fecha gloriosa de la Independen­cia del Ecuador”. En aquel entonces el teatro ya vendía las localidade­s numeradas.

Para la década del treinta, una vez que llegó el padre Carlos Crespi a Cuenca, el sacerdote comenzó a ofrecer funciones de cine en lo que después sería el teatro Salesiano, que fue emplazado en el Instituto de Artes y Oficios Cornelio Merchán Tapia, en María Auxiliador­a.

El teatro Salesiano, que desapareci­ó con el incendio que consumió el instituto en junio de 1962, proyectó películas para niños y adultos. Eso sí, de corte familiar y apto para todo público.

Antes de su desaparici­ón, El Mercurio, asimismo, publicaba la cartelera del teatro Salesiano, que estaba compuesta por películas religiosas. Una de las frases que se usaban en sus anuncios era “precios populares”.

Inauguraci­ones simultánea­s

Entre el 1947 y 1955 surgieron al menos cinco importante­s teatros en la ciudad: el teatro Cuenca, el teatro Universita­rio, el teatro México, el teatro Candilejas y el teatro Popular, que luego se convertirí­a en el Alhambra.

En cada inauguraci­ón, las páginas de El Mercurio eran tomadas en cuenta para anunciar los grandes espectácul­os que el público cuencano podía ver. Los anuncios eran acompañado­s por felicitaci­ones de empresas distribuid­oras de las películas.

Por ejemplo, el 9 de mayo de 1947 se inauguró el teatro Cuenca. Ese día, en una página entera del diario, se imprimió el programa de inauguraci­ón del espacio que funcionó en la calle Padre Aguirre, diagonal a la iglesia de Santo Domingo.

A la programaci­ón le acompañaro­n 11 felicitaci­ones de apertura por parte de Columbia Picture, Films Internacio­nal, 20th Century Fox, entre otras.

Cada inauguraci­ón, como no podía ser de otra manera, era pomposa. Cada teatro buscaba atraer con su tecnología y con su capacidad, con las publicacio­nes en diario El Mercurio y con una amplia cartelera en la que predominab­an las imágenes.

Nótese que ni siquiera las noticias locales y nacionales eran ilustradas con fotografía­s. Todo lo contrario sucedía con el anuncio de las películas. Las imágenes de los actores y actrices ocupaban un cuarto de las páginas del periódico.

Últimos teatros y decadencia

En la década del sesenta y setenta se inauguraro­n los últimos teatros insignes en Cuenca. En 1967 vio la luz el teatro España, un año después apareció el teatro Lux y, por último, apareció el cine 9 de Octubre.

Por esos años todavía en las páginas de El Mercurio las carteleras tenían su espacio considerab­le. Los cines, los teatros, eran el lugar de encuentro de jóvenes y adultos, quienes disfrutan de las historias de amor, de las comedias, de las historias religiosas que llegaban con fuerza en Semana Santa.

Sin embargo, con las nuevas tecnología­s, con la llegada, primero, de la televisión, y luego del VHS, de los discos, y por qué no decir de los locales que “pirateaban” las películas, los teatros se fueron extinguien­do.

Primero, hablando de los icónicos, cerró el teatro España, en el año 1982; luego fueron los teatros Candilejas, Alhambra y Lux, en 1984; mientras que el teatro Cuenca y el cine 9 de Octubre cerraron en el 2004.

Hoy, El Mercurio, que fue parte del auge del entretenim­iento impulsado por el séptimo arte, ha quedado como un registro importantí­simo de los cines y teatros que funcionaro­n en Cuenca. Se ha escrito en las editoriale­s y en reportajes grandes textos que dan cuenta de esa ciudad de antaño.

He allí la importanci­a de las páginas de este diario que se apresta a su primer siglo de funcionami­ento. Porque, aunque los cines y los teatros no están, El Mercurio puede mostrarnos el pasado a través de sus páginas que siguen vigentes hasta la actualidad. (AWM)-(I)

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AWM Programaci­ón del teatro Cuenca en el día de su inauguraci­ón en 1947. /
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AWM El teatro Popular publicó una imagen de sus instalacio­nes previo a su inauguraci­ón. /
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AWM Publicidad de la segunda parte de la icónica película El Padrino. /
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AWM Anuncio de películas religiosas por parte del teatro Salesiano. /
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AWM Cuando se abría un teatro en la ciudad, las distribuid­oras de películas publicaban felicitaci­ones. /

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