El Mercurio Ecuador

Danza Húngara

- Estéfani Chalco Salgado

Alemania, resultó ser cuna de varios compositor­es trascenden­tales para el mundo artístico y a través de las generacion­es musicales. En esta ocasión nos referiremo­s a la música clásica.

Johannes Brahms, nacido en 1833, en Hamburgo, Alemania, se dedicó a la música desde muy pequeño. Tuvo influencia del gran Ludwig Van Beethoven y compuso obras que sin duda han sido escuchadas por todos.

En el regazo de mamá, o en su brazo amoroso, habremos sentido la melodía de una canción de cuna bajo un “duerme ya, duerme ya, duerme ya pequeñito, duerme ya dulce bien, duerme ya dulce amor.” Y es que a veces nos quedamos con la permanenci­a de harmonías como algo popular, sin darnos cuenta de que una composició­n tan tierna pertenece a este compositor.

También vivió en Viena, en medio del Imperio Austrohúng­aro (que en ese entonces lo conformaba­n: Austria, Hungría, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia y Bosnia y Herzegovin­a, parte Rumanía, Serbia, Polonia, Ucrania, Italia y la costa de Montenegro). De este tiempo, vienen veintiún composicio­nes alegres que se danzaban en medio de reuniones de la realeza con pasión y dedicación, y las mismas surgieron como creaciones para ser tocadas en piano a cuatro manos, es decir, dos intérprete­s en el mismo piano.

Una de las más resonantes danzas es la Danza Húngara No. 5., la cual lleva misterio, cambios de ritmos, e imaginació­n. Primero, provoca una invitación a compartir el salón para danzar, luego propone que los pies se vuelvan ligeros y se dejen llevar, para después provocar una participac­ión conjunta de todos los asistentes, darles un tiempo de pausa para presentars­e y conocerse (cuando baja el ritmo). Permite que ese intermedio sea un espacio a modo de reflexión sobre lo que acaba de sonar, y la fantasía de danzar. Y para cerrar, concede un recordator­io de la obra, de toda la emoción que se vivió desde el principio hasta el final.

Brahms nos dejó también cuartetos de cuerda, conciertos y sinfonías, algunas con elementos corales, entre otras obras como Un Réquiem Alemán (en 1868). Lo invito a tomar un momento, y escuchar alguna de sus creaciones. O si desea, y mejor aún, a compartir y transmitir a sus hijos e hijas, o sus nietos y nietas, que esa canción de cuna que entona cuando los mece, la compuso Johannes Brahms, muchos años atrás. (O)

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