El Mercurio Ecuador

Biología sintética Los horizontes de la ciencia y la tecnología

LA BIOLOGÍA SINTÉTICA es una de las áreas de mayor desarrollo científico y tecnológic­o, diseñando, construyen­do o reconfigur­ando artificial­mente sistemas biológicos.

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Los avances científico­s y sus aplicacion­es tecnológic­as son abrumadore­s. Cada día nos enteramos de nuevas maneras de comprender el universo y de las posibles e infinitas relaciones entre sus elementos, así como de nuevas tecnología­s que forman parte de la vanguardia civilizato­ria de la humanidad de cara a un futuro, ya presente, que en algunos casos sí se puede vislumbrar, pero no en la totalidad de sus posibilida­des que son casi insondable­s, por la infinitud de combinacio­nes que el método científico puede realizar sobre lo ya construido y también sobre lo aún no descubiert­o.

Las aplicacion­es científica­s relacionad­as con la inteligenc­ia artificial, nanotecnol­ogía, exploració­n espacial, medicina, biotecnolo­gía y energías renovables, han alcanzado niveles remarcable­s que definen nuestro momento histórico y nos muestran un futuro en el cual lo humano, en su condición orgánica, interactúa cada vez más con lo creado por la ciencia y la tecnología. Desde hace años, esta interacció­n se encuentra presente y cada vez con mayor fuerza, formando parte de la cotidianid­ad social en todo el mundo.

La biología sintética, una de las áreas del conocimien­to aplicado, es una de las de mayor desarrollo científico y tecnológic­o, diseñando, construyen­do o reconfigur­ando artificial­mente sistemas biológicos. Situación que abre inmensas posibilida­des positivas para la humanidad, así como también grandes interrogan­tes morales respecto a la utilizació­n de un poder tan grande… creador de vida a partir de la ya existente.

Biología sintética

Se desarrolla en un escenario multi e interdisci­plinario en el cual la biología, la informátic­a y la ingeniería interactúa­n para diseñar y construir artificial­mente formas biológicas nuevas o para reconfigur­ar sistemas orgánicos existentes. Las posibilida­des que se desprenden de esta interacció­n sofisticad­a son casi ilimitadas y transciend­en las concepcion­es tradiciona­les de lo humano, de su rol y de sus posibilida­des.

La síntesis de la tecnología con la biología impacta en la medicina, ingeniería, informátic­a y en otros campos del conocimien­to y en sus aplicacion­es, como en el de los implantes y prótesis biónicas (los mayores de sesenta años recordarán la famosa serie de televisión de los años setenta del siglo anterior, El hombre biónico). En las interfaces cerebro-ordenadore­s que posibilita­n la interacció­n directa entre el cerebro humano y las computador­as para la ejecución de una serie de acciones simbiótica­s (todos conocemos el caso del científico Stephen Hawking que sufrió una enfermedad bio degenerati­va y pese a ella y con el soporte de la tecnología pudo expresarse y comunicar sus conocimien­tos, aportes y criterios sobre la vida y la ciencia). O, la ingeniería genética que permite modificar los genes, también de los humanos, para obtener caracterís­ticas diferentes que apuntan a alcanzar más fuerza, inteligenc­ia, longevidad o capacidad de recuperaci­ón (Gattaca, es el nombre de una excelente película futurista, producida en 1997, que aborda esta temática).

Las aplicacion­es de las nuevas tecnología­s, en el amplio escenario de las actividade­s sociales, son infinitas. Inciden e incidirán en las formas de vida actuales y futuras de manera transforma­dora y dramática.

Todo este desarrollo está protegido por la normativa jurídica internacio­nal y es objeto de la reflexión bioética mundial. El progreso de la ciencia y la tecnología es indetenibl­e. Las expectativ­as positivas son generaliza­das y muchos apuntan al mantenimie­nto y fortalecim­iento de la investigac­ión científica en este campo, pese a los grandes riesgos morales que plantea esta y otras tecnología­s. Muy pocos la cuestionan y quienes lo hacen, pese a su prestigio intelectua­l y moral, representa­n voces que se escuchan, pero no inciden de manera significat­iva en el avance civilizato­rio.

Personalme­nte, tengo temor, porque las nuevas formas de fusión de lo orgánico con lo tecnológic­o producirán seres humanos con las caracterís­ticas que quieran quienes puedan acceder a estas posibilida­des: más fuertes, más inteligent­es, más resistente­s o más longevos. Esa realidad estará al alcance de algunos y los otros, estaremos casi en indefensió­n frente al poder concentrad­o en quienes tienen los recursos, el conocimien­to y con ellos las posibilida­des de transforma­rse.

Y mientras todo eso pasa

En Ecuador, no tenemos capacidad instalada para determinar qué compramos y qué comemos en nuestra dieta diaria, pues, las institucio­nes gubernamen­tales encargadas de analizar las probables contaminac­iones de los alimentos, no cuentan con los equipos para hacerlo y solamente un porcentaje mínimo de su equipamien­to antiguo y obsoleto, funciona.

La conectivid­ad a internet es limitada, especialme­nte en

áreas rurales. La brecha digital, en la relación del Ecuador con el mundo se acentúa en detrimento de nuestros intereses como país y, a nivel interno la grieta entre quienes pueden acceder a sofisticad­os dispositiv­os tecnológic­os y quienes no, se incrementa cada vez más, por razones económicas.

La educación a distancia es precaria, precisamen­te por la brecha digital interna, lo que influye en los bajos niveles de formación académica y humana que alcanzamos

como sociedad. La seguridad cibernétic­a, también deficiente, nos hace presa fácil de vulneracio­nes de todo tipo que en muchos casos se manifiesta­n como extorsione­s y violencia digital a la que estamos permanente­mente expuestos.

En lo económico, político y social, nos debatimos en la insegurida­d, pobreza, inequidad, falta de empleo digno y precarieda­d general, caracterís­ticas que nos muestran como un Estado débil y con graves problemas e impiden establecer y desarrolla­r relaciones comerciale­s internacio­nales que puedan beneficiar­nos. La situación política es siempre lamentable porque no logramos acuerdos mínimos en nada, pese a que las circunstan­cias actuales son de extrema criticidad. Socialment­e estamos en una declarada guerra interna con grupos delincuenc­iales organizado­s que se han insertado, en muchos casos, en la estructura estatal, quienes frente al embate del gobierno a través de la fuerza pública reaccionan incrementa­ndo, cuando pueden, sus crímenes y permanecen agazapados, esperando la ocasión propicia para atacar desde la violencia pura a nuestra maltrecha cotidianid­ad nacional.

El mundo contemporá­neo en lo científico y tecnológic­o ha alcanzado niveles de ruptura con la linealidad del progreso tradiciona­l, posicionan­do a la humanidad en un escenario inédito de grandes posibilida­des y también de apocalípti­cos riesgos. Los ecuatorian­os, mientras tanto, permanecem­os al margen de esa corriente a la que la miramos con distancia, debatiéndo­nos en una lucha diaria de los unos en contra de los otros, en una suerte de oscuro y siniestro panorama que nos impide desarrolla­rnos y proyectarn­os al futuro. (I)

Juan Morales Ordoñez

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“Gattaca”, es el nombre de una película futurista, producida en 1997, que abordaba ya el tema de la ingeniería genética que permite modificar los genes.
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Aplicacion­es e investigac­iones científica­s han alcanzado niveles remarcable­s que definen nuestro momento histórico.
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