El ejemplo es la semilla
En cada canción que interpretan inevitablemente afloran sentimientos y pensamientos del presente o del pasado. “Personalmente, rememoro los años de juventud, cuando solíamos salir a dar serenatas. Vienen a la mente muchas historias”, recuerda Pedro Zea.
Entre las canciones que ya son parte inevitable en su repertorio y les tienen un especial aprecio están “Another Brick in the Wall”, de Pink Floyd, y “The Roadhouse Blues”, de The Doors. Son canciones para la apertura de las presentaciones. Melodías complejas que necesitó mucho ensayo, pero además por el respeto a los músicos de esas bandas, unos monstruos musicales que hicieron canciones famosas en el mundo. El convencimiento de Freddy Cabrera es que la educación, la música y todo lo artístico van de la mano. Para reforzar, trae a memoria aquella frase de Paulo Freire sobre que el educador tiene que ser un artista, repintar el mundo. “Cuando nosotros tocamos frente a los chicos, ellos disfrutan al ver a su profesores haciendo música y arte. Pensamos que sí es un motivante”.
-Lo importante es divertirnos y comunicarnos con el público, sentir la música, es mucho más que tocar un instrumento en solitario o cantar, es comunicar alegría, nostalgia, amor, diversión. Como grupo, como conjunto de amigos estamos aquí haciendo lo que nos apasiona - menciona Dalila Heras, la vocalista principal de Alma Mater. Eso ocurrió cuando, en una presentación en diciembre, en la Facultad de Filosofía, los alumnos los vieron en escenario y coreaban sus nombres, incluso al final se acercaron a felicitarlos. (I)