El Mercurio Ecuador

Divertirse, pero sin excesos

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Tal como se presenta el panorama respecto a la seguridad, no a todos los sectores de la economía, entre ellos el informal, se les cumplirá las expectativ­as puestas en el feriado por Carnaval. En la mayoría de la Costa persiste el horario restringid­o para el toque queda, no así en la Sierra donde es más holgado y hasta fue suspendido.

Los medios de comunicaci­ón dan cuenta de la pesadumbre en el sector turístico. Prevé menos eventos y viajeros, entre estos los de la Sierra – suelen ser los más asiduos –, y eso se demuestra en las pocas reservacio­nes en hoteles, hostales o en otros lugares para pernoctar.

En estos días es alta la percepción en materia de seguridad tras los cientos de operativos ejecutados por el Ejército y la Policía en cárceles, calles y vías.

Hay alivio sin ninguna duda; pero esto no ha disipado del todo la incertidum­bre y el miedo, además por no abandonar los hogares ante el riesgo de robos.

Toca, como dice la sabiduría popular. En efecto, toca tomar precaucion­es, pensar dos veces si se quiere viajar a otros lados para disfrutar del feriado. Además, siempre está latente el riesgo por potenciale­s lluvias copiosas, y, en el caso del Azuay, por el estado de las vías intraprovi­nciales. No son para fiarse de ir y volver sin contratiem­pos.

Casa adentro, la situación es mucho más halagadora. En algunos cantones azuayos con tradición carnavaler­a, costumbres y comidas típicas, más los dulces elaborados con frutas de la época, el feriado se presenta como la oportunida­d para ganarse unos cuantos dólares, y a eso apuntan cientos de familias de bajos ingresos económicos.

Pese a la “mutación” del Carnaval en cuanto cómo disfrutarl­o, dónde y entre quienes, es la fiesta popular por antonomasi­a. De ser festejada en familia, entre vecinos y con la música típica, ha desembocad­o en conciertos, festivales, en los cuales la aglomeraci­ón es lo típico.

Divertirse está bien; los excesos no.

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