Caroline Ávila, Experta en Comunicación
ECUADOR LLEVA ya un mes en Estado de Excepción. Los especialistas se refieren a las secuelas psicológicas en niños, jóvenes y adultos por la crisis de violencia.
Margarita Ochoa, comerciante del Mercado 10 de Agosto, recuerda que en un instante la tranquilidad y monotonía típicas de este local de abasto céntrico de Cuenca se volvieron en pánico. Esa tarde del 9 de enero, la gente corría y gritaba.
El jueves pasado, se cumplió ya un mes que e Ecuador está en Estado de Excepción y por 60 días.
Entre sus compañeros comerciantes se rumoraba que había saqueos y por precaución cerraron sus puestos y salieron a la calle. Los taxis y buses no recogían a ninguna persona. Había un ambiente de histeria.
Al mismo tiempo, a 100 metros de allí, en la plaza San Francisco, Gustavo Ávila estaba en su puesto de venta de ropa cuando de pronto escuchó gritos provenientes del Parque Calderón. En ese lugar céntrico, la gente corría por todas partes todo por rumores. Por precaución rápido cerró su negocio.
Esa reacción de histeria colectiva es por los hechos de violencia vividos en las últimas semanas en el país, acentuada con el Estado de Excepción decretado por el presidente Daniel Noboa, el pasado 8 de enero y por 60 días.
Secuelas
Ochoa y Ávila coinciden en que el pánico se apoderó de ellos. Sintieron incertidumbre y el miedo era general.
Eso es lo que destacó Ismael Morocho, psiquiatra del Centro de Especialidades Médicas (CEM) de la Universidad de Cuenca, al referirse a este tipo de situaciones, con histeria colectiva. Se trata de casos en los que varias personas tienen reacciones o síntomas similares ante una amenaza inminente.
El especialista indicó que este tipo de situaciones de alta preocupación y tensión pueden desencadenar en trastornos por estrés postraumático, demasiada ansiedad, desesperación. También puede ocasionar alteración del ciclo de sueño, cambio en el sistema digestivo y secuelas a mediano y largo plazo.
Para Morocho, la histeria es sin duda la enfermedad nerviosa, con más presencia en este tipo de situaciones de pánico y estrés. Comenta que este padecimiento se caracteriza por un estado de gran preocupación, excitación y de alteraciones emocionales por un suceso que no tiene un origen identificable. Que pueden producir los siguientes síntomas: √ Episodios de temblores. √ Falta de fuerza muscular. √ Parálisis parcial o total. √ Problemas para caminar. √ Episodios convulsivos. √ Afonía.
√ Dificultades auditivas. Como solución en los adultos, el especialista recomienda llevar un manejo adecuado del estrés cotidiano, no dejar acumular este tipo de situaciones que generen sensibilidad, el manejo de conflictos a través de una buena comunicación con las personas que los rodean, el autocontrol y mantenimiento de la mente ocupada, y sobre todo, evitar el consumo de sustancias que alteren el funcionamiento del
Lo que no debemos hacer es exponer la violencia o reproducirla, o peor todavía… ser nosotros la cámara del grupo delincuencial
cerebro como el alcohol, el tabaco y las drogas.
Secuelas en niños y adolescentes
En el caso de niños y adolescentes, los síntomas son muy similares al de los adultos. Sin embargo, estos pueden también dejar secuelas a mediano y largo plazo. Morocho enumara algunos:
√ Altos niveles de ansiedad y estrés
√ La ansiedad excesiva, que puede afectar negativamente el rendimiento académico
√ La depresión infantil puede afectar las relaciones interpersonales, logro educativo y el bienestar general.
√ Problemas de conducta, como trastornos desafiantes o
del comportamiento.
√ Trastornos de sueño, sobre todo insomnio.
Subraya que el tratamiento para este tipo de afección es, a través de la terapia y/o medicamentos que ayudan a superar la ansiedad y los problemas relacionados con el estado de ánimo. Sobre todo, una terapia cognitivo conductual centrada en conversaciones, junto con actividades de aprendizaje.
Para los niños más pequeños, la terapia debe incluir la presencia y participación de los padres, que darán el apoyo y el consuelo. Se deben desarrollar actividades de juego, de habla y dibujo.
En los adolescentes, el tratamiento debe incluir la evaluación profesional de un experto, la terapia psicológica y cognitiva que ayudará a comprender y cambiar patrones de pensamientos y comportamiento. La terapia familiar que ayude a mejorar la comunicación y los sentimien
tos, enseñar técnicas de manejo del estrés, como la relajación, la respiración profunda y la meditación pueden mejorar el bienestar emocional.
En el contexto escolar, las instituciones educativas, en especial los profesores, son el pilar fundamental para que los estudiantes puedan sentirse seguros y tranquilos. Morocho destacó que se deberían dar charlas puntuales con los psicólogos y autoridades de la institución. Tienen que enseñar a los estudiantes sobre la importancia de mantener la calma, usar la respiración profunda, utilizar técnicas de relajación muscular y sobre todo buscar el apoyo de un adulto. (I)
Santiago Barroso 7º de Periodismo