UBICADO EN
New Jersey, es un lugar especial donde se conjuga la naturaleza, la historia, el civismo y el diario vivir.
Los habitantes que nacieron y quienes residen en el Estado de New Jersey, en EEUU, son afortunados al tener en su geografía al Liberty State Park, un lugar especial, donde se conjuga la naturaleza, historia, civismo y el diario vivir. Se encuentra ubicado en Jersey City frente a Liberty Island y Ellis Island.
Al fin de la jornada escolar, en horario de 3 a 4 de la tarde, no es recomendable salir a pasear por el excesivo tráfico vehicular, fuera de esta hora pico, cualquier momento es oportuno para agarrar la ruta hacia el Liberty State Park.
El recorrido se lo puede hacer en carro particular o en aventuras de dos ruedas.
Octubre y noviembre fueron los meses en los que me dejé envolver en el romanticismo de este lugar que tiene algo de magia y mucha paz. El cielo con su matiz de un azul perfecto me cobijaba mientras mi mirada se perdía en la inmensidad de las aguas del río Hudson. Parecía que el cielo y el río danzaban bajo la complicidad de la vida, del movimiento y sonido de las aves.
En los aires sobrevolaban los aviones, avionetas, helicópteros y aves con hermosos plumajes, mientras que en las aguas frías del Hudson los barcos navegaban con destinos turísticos y comerciales. En la inmensidad de las aguas -con vientos fríos- las embarcaciones se perdían mientras que las alargadas y blancas gaviotas danzaban entre ese espacio que queda entre el cielo y el agua.
Miradas también se robaron los árboles que exhibían sus mejores tonos entre anaranjados, ocres, amarillos y verdosos. Y luego, este escenario es perfecto cuando la inmensidad de las áreas verdes cobija a las banderas norteamericanas.
En lugares como el Parque de la Libertad uno se puede conectar con lo más profundo de su propio yo, dado que, hay tiempo para reflexionar y filosofar sobre la vida, sus encantos y desencantos.
En ese ejercicio tan liberador como profundo no se puede comprender cómo es que el sol sigue radiante y firme pese a la presencia de la noche. Eran las siete de la noche y en ese cielo azulado no hubo rastro de estrellas a diferencia de nuestros cielos estrellados.
En la mayor parte de las ciudades de Estados Unidos los cielos parecen estar más cerca de la tierra por los altos niveles de contaminación, aunque para un turista como yo, eso pareciera romántico no deja de ser una preocupación el sostenimiento de la vida, del ciclo normal de la naturaleza.
Penosamente, 97 hectáreas de este parque están cerradas al público por la necesidad de recuperar los procesos naturales de este sector que alberga varias especies de animales.
Considero que un solo día no es suficiente para disfrutar de este espacio natural cuya entrada es libre y con todas las medidas de seguridad. Un amplio parqueadero brinda la tranquilidad de pasear sin estar en contra de las manecillas del reloj, el parqueadero no es tarifado. Hay camineras con señalética para personas de la tercera edad e infantes que necesitan de sus coches para pasear por este parque que tiene 490,5 hectáreas cuya parte central está bañada por las aguas que provienen del norte, sur y oeste. Cerca del parqueadero antes de adentrarse al interior del parque están las baterías sanitarias con todo lo necesario.
Un parque para diferentes propósitos
Quizá por la paz que