Sonnia Navas
Gafter ¿Por qué nos cuesta tomar decisiones?
Queridos lectores, ¿se han visto alguna vez dudando de una decisión? Me imagino que sí. Hoy vamos a compartir las razones por las cuales cuesta tomar decisiones.
Las personas piensan que se van a equivocar, tienen un elevado nivel de ansiedad, no confían en sí mismas, piensan en la opinión y aprobación de los demás respecto a su decisión, tienen problemas para asumir responsabilidades, buscan primero estar bien seguras de la decisión que van a tomar y que esta les dará los mejores resultados. Algunas veces una persona no toma decisiones porque no tiene claros sus objetivos o lo que quiere lograr.
En la mayoría de ocasiones, la combinación de los siguientes factores está implicada:
“Una práctica saludable es tomar decisiones sencillas todos los días; esto nos irá dando la experiencia para tomar decisiones en circunstancias más importantes”.
- Miedo al fracaso: no se permiten el más mínimo error y consideran que siempre deben ser competentes en todo lo que hacen. Por eso, sus decisiones deben ser perfectas.
- No saber ver varias alternativas: las cosas no son blancas o negras.
- Falta de confianza en sus habilidades para resolver problemas: entran en ciclos repetitivos; una vez que han tomado una decisión, vuelven atrás y comienzan de nuevo el proceso, generando alto malestar emocional.
- Estilos educativos dictatoriales: el modelo paternal autoritario hace que los hijos no reciban un entrenamiento para tomar decisiones a lo largo de su desarrollo personal, llegan a su vida adulta sin saber decidir. Esto es porque han aprendido que las cosas ya están decididas por otros.
- Estilo evitativo de afrontamiento del malestar: se niegan a aceptar el malestar que puede llevar implícito dicha tarea. A corto plazo reducen su malestar, pero a la larga este es mayor y además no adquieren herramientas para solucionar los problemas de manera eficaz.
- Falta de madurez: se fantasea con la situación ideal aun sabiendo que hay una realidad.
- Tendencia a la procrastinación: si lo puedes resolver hoy, ¿por qué dejarlo para mañana?