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50 años del triunfo de Abba

El 6 de abril de 1974 el grupo Abba ganó el famoso Festival de la Canción Eurovisión. La agrupación se llevó el mayor galardón con su éxito ‘Waterloo’, un pop que en esa era revolucion­ó la música sueca. Este año el festival conmemorar­á este triunfo, sin e

- (AFP)

Cincuenta años después del triunfo de ABBA en Eurovisión con la canción Waterloo, Claudine J., una fan belga, todavía recuerda la “magia” del grupo, precursor de los éxitos mundiales del pop sueco. Con sus zapatos de plataforma y sus trajes brillantes, Agnetha, Björn, Benny y Anni Frid “tenían un estilo diferente al de todos los demás participan­tes”, dice la mujer de 76 años.

“Habían decidido que les vieran y les escucharan. Nadie debía olvidarlos”, comenta por su parte Ingmarie Halling, conservado­ra del museo ABBA de Estocolmo, que trabajó durante mucho tiempo como costurera del grupo.

Suecia acoge en mayo por séptima vez, en Malmö, en el sur del país, el Festival de la Canción de Eurovisión, una ocasión para celebrar al grupo, que sin embargo aseguró que no estaría presente.

Con un estilo único y melodías pegadizas, los cuatro artistas de ABBA (sus iniciales) personific­aron los años de la música disco hasta su separación en 1982. Con sus álbumes (ocho, en otros tantos años en actividad) y su accesibili­dad (abrían la puerta de sus dormitorio­s a los periodista­s), lograron un lugar especial en el panteón de la música sueca.

“Antes de Eurovisión algunos pensaban que el grupo ABBA no valía gran cosa pero para otros era genial”, recuerda de la agrupación Halling.

Con su victoria en el festival de Eurovisión del 6 de abril de 1974, en Brighton, Reino Unido, “el grupo se convirtió en fuente de inspiració­n para numerosos artistas y músicos, demostrand­o que es posible darse a conocer en el extranjero”, añade Halling.

Según Christel Valsinger, redactora jefe de Musikindus­trin.se, una publicació­n especializ­ada en la industria musical sueca, “1974 se convirtió en un año de referencia que marca el comienzo de los éxitos internacio­nales de la música sueca”.

Después de ABBA llegaron Roxette, Ace of Base, The Cardigans, Robyn, Avicii y Zara Larsson, pero también compo

“El grupo se convirtió en fuente de inspiració­n para artistas y músicos, demostrand­o que es posible darse a conocer afuera”.

sitores y productore­s menos conocidos como Ludwig Göransson, premiado con un Óscar por la película Oppenheimm­er, o Max Martin.

Martin, que no suele hablar en público, sí ha reconocido que debe su carrera al sistema sueco de conservato­rios municipale­s. En estas escuelas de música, los jóvenes pueden, por un módico precio, aprender los fundamento­s de la música y a tocar un instrument­o.

Además, “Suecia está abierta a las nuevas tecnología­s. Esto crea condicione­s favorables para que los productore­s de música suecos adopten rápidament­e nuevos métodos de producción musical”, añade y asegura Valsinger.

Hoy, el país escandinav­o de 10,5 millones de habitantes, cuna del número uno mundial de las plataforma­s de audio, Spotify, es el tercer exportador neto de música, justo detrás de Estados Unidos y el Reino Unido. “Esto se debe en parte a la popularida­d duradera y excepciona­l de ABBA y Roxette y al número de compositor­es suecos que trabajan con grandes artistas internacio­nales”, señaló en 2020 un informe de Export Music Sweden.

La popularida­d de ABBA revivió con Mamma mia y el espectácul­o permanente en Londres ABBA Voyage, donde el cuarteto está representa­do por avatares digitales.

Juraron que sería su última colaboraci­ón. Sin embargo, según Ingmarie Halling, la epopeya puede no haber terminado. “Con Björn y Benny, no excluyo nada”, afirma sonriendo la mujer.

En 2022, el volumen de negocios del sector sueco de la música ascendió a 190 millones de dólares.

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