CAZA DE INTERNET EN LA CALLE
Jonathan se sienta en la calle para captar con una vieja tableta la intermitente señal de wifi de una vecina. Sin un computador, es su única opción para hacer las tareas que le envían por WhatsApp desde que la pandemia de COVID-19 llegó a Venezuela. Sin clases presenciales desde marzo, unos 8,2 millones de estudiantes de primaria y bachillerato dependen de un precario servicio de internet y de aparatos electrónicos inalcanzables para la mayoría cuando ocho de cada diez venezolanos, según un estudio de las principales universidades de este país de 30 millones de habitantes, viven en pobreza extrema.
“Es complicado, porque a veces no entiendo nada”, dice Jonathan Figueroa, de 14 años, alumno de un liceo público en el que la interacción con los maestros se limita a cruzar por WhatsApp mensajes de voz, lecturas y tareas.
Las clases por videoconferencia son inviables en ese centro educativo, pues el costo de un
Alumnos de educación a distancia en Venezuela salen a la calle para captar internet de vecinos para realizar sus tareas. Se comunican a través de WhatsApp.
teléfono inteligente puede representar meses e incluso años de salarios para familias ahogadas por la hiperinflación. Cuando el presidente Nicolás Maduro declaró una cuarentena en marzo, Jonathan, quien comparte con su mamá un claustrofóbico cuarto alquilado en una barriada popular de Caracas, pensó que las clases a distancia serían como “vacaciones”, pero el paso de los meses lo hizo sentirse “abrumado”.
“No solo hago mal la tarea, sino que pierdo tiempo”, lamenta mientras acaricia a Chocolate, un gato que adoptó durante la pandemia. A diferencia de muchos de sus compañeros, Jonathan cuenta con una tableta usada que le dieron a su madre, Viviana Rodríguez, como pago por su trabajo como empleada doméstica.
Escapar de los fallos en la conexión a internet y también de los habituales apagones que golpean a los venezolanos puede ser imposible aun si se tiene el privilegio de una buena situación económica. (AFP)
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