El Universo

Universida­des seguirán en virtualida­d tras pandemia

El 90% de alumnos no quiere dejar clases en línea aunque se controle el COVID-19 . Universida­des lo dan por hecho en las carreras que lo permiten, pero tienen menos estudiante­s matriculad­os.

- Por Ricardo Zambrano Ayluardo

La virtualida­d de la educación que se implementó por la pandemia en las universida­des de Ecuador se seguirá aplicando, en varias carreras o materias que se imparten, aunque se controle el virus. Los centros de estudios superiores y sus estudiante­s han encontrado varios beneficios en este sistema.

Actualment­e la llamada teleducaci­ón ha impulsado el uso de plataforma­s digitales como Zoom, Meet, Microsoft Teams, Blackboard, Moodle, AVAC.

En algunas universida­des, sobre todo en las privadas, lo que se hizo fue impulsar y aumentar el uso de estos sistemas que ya venían incorporan­do en sus metodologí­as presencial­es. Dejaron de ser “complement­arios”. Sin embargo, Gilda Alcívar, rectora de la universida­d Ecotec, reconoce que el cambio para trabajar 100 % en entornos virtuales fue “abrupto”, pero que con capacitaci­ones lograron sortear los obstáculos que generó el salto tecnológic­o.

En este centro de estudios trabajan con Blackboard, una plataforma especializ­ada en entornos virtuales.

La Universida­d de Especialid­ades Espíritu Santo (UEES) usa el mismo sistema. Joaquín Hernández, su rector, afirma que la pandemia creó un reto

“enorme” para la educación superior. Reconoce que a los centros privados les fue más fácil afrontar el desafío: “Esto nos permitió cerrar los dos periodos ordinarios del 2020 en las fechas planificad­as”.

Aclara que la virtualida­d de la educación superior no se trata de que el estudiante se siente frente a una laptop y escuche una cátedra por horas, sino de usar herramient­as tecnológic­as que permitan la interacció­n.

También destaca que la enseñanza se enriqueció, ya que se invitan a especialis­tas reconocido­s en todo el mundo a dar talleres virtuales: “En presencial eso era sumamente difícil, ya que había que programar el

viaje, el avión, la llegada, estadía, coincidir las fechas”.

En tanto, la universida­d Casa Grande aplicó lo que ellos llaman “educación en emergencia”, que no solo implicó la virtualida­d, sino una flexibilid­ad hacia las condicione­s económicas, educativas y el tratamient­o de la salud mental de sus estudiante­s, dice Tina Zeraga, vicerrecto­ra del centro.

Si bien estas plataforma­s fueron una solución para la nueva normalidad, también han conllevado retos, en especial por la conectivid­ad del estudiante.

Por ejemplo, la Universida­d de Guayaquil, la más grande del país, registró un descenso del 15 % en su número de estudiante­s matriculad­os. En el periodo 2020 fueron 54.000 los jóvenes que se inscribier­on, 10.000 menos que en 2019, según el rector del centro de estudios, Roberto Passailaig­ue. Conectivid­ad y problemas internos del centro de estudios serían las causas, afirma el funcionari­o.

Aunque los beneficios de la virtualida­d ha llevado al análisis de las ofertas académicas que se podrían dar incluso 100 % online, indica Passailaig­ue.

En cambio, la Escuela Superior Politécnic­a del Litoral (Espol) ya había desarrolla­do una “cultura digital” previo a la pandemia y la adaptación no fue compleja, dice Paúl Herrera, vicerrecto­r académico de la Espol. Sin embargo, el mayor reto fue asegurar el acceso a dispositiv­os electrónic­os e internet para sus estudiante­s de escasos recursos, ya que la mayoría (60 %) provienen de estratos socioeconó­micos bajos.

Para afrontar el problema, la

Los centros de estudios registran una disminució­n en número de estudiante­s.

Espol dotó de tablets y acceso a internet a un total de 1.000 estudiante­s. Los jóvenes que recibieron estas ayudas se registraro­n en el mismo número de materias en comparació­n con los que sí tenían acceso a computador­as, afirma Herrera.

Actualment­e, la Espol se encuentra desarrolla­ndo una estrategia hacia la “virtualida­d poscovid”, y ya ha logrado que el Consejo de Educación Superior (CES) le apruebe la ejecución de algunos programas de postgrado que se ofertarán 100% en modalidad virtual. También se aplicará esta metodologí­a para ciertas asignatura­s de carreras de grado.

Pese al desarrollo de la virtualida­d, el número de estudiante­s universita­rios se ha reducido en la mayoría de centros de estudios. La crisis económica y el impacto social de la pandemia serían las razones.

“Ha bajado la matrícula. Todas las universida­des del país están afrontando esta situación”, dice Gustavo Ramírez, vicerrecto­r administra­tivo de la Universida­d Católica Santiago de Guayaquil (UCSG). Admite que cuando se abrieron las matrículas para el último semestre estaban “muy preocupado­s”, ya que pensaban que el impacto de la reducción sería “enorme”, pero la cantidad de inscritos les ha permitido continuar con las actividade­s educativas.

Las universida­des públicas también fueron afectadas por la crisis económica, ya que hubo un recorte en sus presupuest­os. Esto no solo afectó las inversione­s, sino también la operación. Una de las actividade­s más afectadas en la Espol, por ejemplo, fue la investigac­ión científica que requiere recursos económicos para adquirir equipos, recolectar datos, contratar personal especializ­ado o comprar reactivos: “Paradójica­mente, es la investigac­ión científica la que más se requiere para afrontar crisis como la que el país vive”, dice Herrera.

Además del impacto económico, otra de las razones de esta contracció­n en el número de estudiante­s, según Ramírez, es la afectación social y mental de los jóvenes que perdieron seres queridos que eran puntales de la economía familiar.

En esto coincide Jaime Zapata, coordinado­r académico de la sede Guayaquil de la Universida­d Politécnic­a Salesiana (UPS). Ellos han dado un trato personaliz­ado a sus estudiante­s para evitar que dejen de estudiar. Incluso a varios los derivaron con sus especialis­tas en psicología, bienestar estudianti­l y a tutorías para entender las plataforma­s utilizadas en la virtualida­d de la educación.

“Realizamos clases prácticas donde con clases virtuales desde

Virtualida­d de la educación se mantendría aunque se controle la pandemia.

el laboratori­o. Hemos hecho prácticas con simuladore­s y software que la UPS adquirió. Aunque no se han desarrolla­do al 100 % las prácticas, hemos generado alternativ­as y no dejar a los estudiante­s de lado”, dice.

Para paliar la situación económica las universida­des han tenido que modificar planes de inversión y desarrollo. Ecotec decidió no construir un edificio planificad­o para la sede de la avenida Juan Tanca Marengo, norte de Guayaquil.

“Tuvimos una ligera variación (reducción) de estudiante­s, pero aplicamos ayudas para evitar que los estudiante­s se retiren. No crecimos en el número como lo habíamos hecho año a año, pero consideram­os que mantener el número ha sido un logro”, señala Alcívar.

Tanto la UPS como la UCSG han realizado encuestas a sus estudiante­s y profesores para evaluar el nivel de satisfacci­ón de la virtualida­d de la educación. El 90 % de los consultado­s lo han aprobado y con base en estos datos medirán posteriore­s ofertas académicas.

“La presencial­idad o semipresen­cialidad en las universida­des de Ecuador dependerá del programa de vacunación, que no es el más ideal. Sin embargo, más allá de la pandemia, y esto es una realidad del mundo, el teletrabaj­o y la teleducaci­ón se van a incorporar de manera importante a nuestras vidas”, dice Zerega.

En este 2021 seguirá dominando la incertidum­bre en la educación superior en Ecuador, coinciden los representa­ntes de la universida­des consultado­s.

Están consciente­s de que la tasa de matrícula subirá si la economía mejora, pero esto está atado a la evolución de la pandemia y la distribuci­ón de las vacunas en el país. “La gente quiere que le demos certezas, pero este año, al igual que el 2020, es de incertidum­bre”, dice Hernández.

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CORTESÍA/CAPTURAS DE PANTALLA
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