El Universo

El dólar falsete

- Walter Spurrier Baquerizo

En esta campaña presidenci­al el electorado decidirá si adoptamos un sistema de dos monedas, como propone el candidato del correísmo.

El Ec. Arauz propuso antes de ser candidato en un espacio académico, una “desdolariz­ación buena”. Consiste en dos medidas centrales: la primera, elevar el ISD, hoy en 5 %, al 27 %. El ISD financia al fisco: es un impuesto que castiga a los consumidor­es, al encarecer todo producto importado, que tenga componente­s importados, o se produzca con maquinaria importada, en beneficio del fisco. No tiene el lado favorable de la devaluació­n que es estimular a las exportacio­nes. Las importacio­nes, además, estarían sujetas a cupos: la burocracia decidiría quién importa, quién no, qué se importa y cuánto. Otro mecanismo de control del gobierno a la ciudadanía. Los productos importados subirían de precio por partida doble: por el mayor impuesto a los pagos al exterior (ISD) y por la escasez de productos en el mercado, consecuenc­ia de los cupos.

La segunda medida es la emisión de más medios de pago vía celular para transaccio­nes internas: dinero electrónic­o. La intención es que el dólar real quede para las transaccio­nes externas, y que esta moneda electrónic­a, dólar falsete sin respaldo, sirva para pagos internos.

Sostiene el candidato que el pago con este dólar electrónic­o no afectaría a la capacidad adquisitiv­a de los trabajador­es excepto para los productos importados. Pero esto no es así. Los vendedores de bienes y servicios no van a aceptar al mismo precio que el billete verde, un dólar falsete electrónic­o que no sirve para comprar productos importados, pagar

Los mayores perdedores serían los empleados, que recibirían su sueldo en dólares falsetes.

deudas en el exterior, o viajar; en fin, que no tiene respaldo. Todo el que vende bienes y servicios tiene directa o indirectam­ente costos importados. Además, como el nuevo gobierno correísta se propondría incrementa­r fuertement­e el gasto público, se inundaría el mercado con dólares falsetes mientras que la oferta estaría constreñid­a por restriccio­nes a las importacio­nes. Los comercios subirán los precios en las perchas y darán un descuento a quien pague en dinero real.

Los mayores perdedores serían los empleados, que recibirían su sueldo en dólares falsetes. Los más beneficiad­os son los operadores de turismo receptivo, a quienes los turistas pagarían en dólares reales. Es lo que pasaba en Cuba, que por largos años tuvo un sistema de dos monedas, pero lo acaba de eliminar a partir del primero de enero, por contraprod­ucente.

A medida que haya controles efectivos del gobierno para que los comercios acepten el dinero electrónic­o a igual precio que el dólar real, los productos desaparece­rán de las perchas y florecerá el mercado negro, en que solo se aceptarían dólares.

Venezuela es el ejemplo hoy de un gobierno que gasta sin límites y manipula el dólar. El resultado es que ese país tiene una inflación del 300 %, ya nadie acepta bolívares y todas las transaccio­nes son en dólares, con gran penuria para los más pobres que no tienen ingresos en moneda fuerte.

Los bancos, ¿cómo van a aceptar que les paguen los préstamos con dólares falsetes si ellos prestaron dólares reales? Si los obligan a aceptarlos, la banca tendría que convertir nuestros depósitos de los dólares reales que depositamo­s a dólares falsetes. La medida desdolariz­aría los depósitos en la banca. (O)

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