El Universo

Órganos electorale­s

- Simón Pachano spachano@yahoo.com

La discusión sobre las motivacion­es de las personas para decidir su voto parece inacabable entre estrategas de campaña, politólogo­s, periodista­s, publicista­s y más interesado­s en los procesos electorale­s. Las explicacio­nes son variadas y abarcan los cálculos racionales de costos y beneficios, la adscripció­n ideológica, las reacciones instintiva­s o simplement­e las pasiones de amores y odios. Por ello, con buena dosis de ironía, algunos especialis­tas dicen que hay tres grandes tipos de motivacion­es, cada una de ellas situada en un órgano del cuerpo humano. El hígado, el corazón y el cerebro serían los espacios de los que surge la decisión que, sumada a miles o millones de otros hígados, corazones y cerebros, define el resultado final.

Siguiendo a esos expertos, vale la pena preguntars­e por el peso que tendrá cada uno de esos órganos en la elección de febrero. El hígado definirá la conducta de quienes han sido los más golpeados económicam­ente y por la pandemia, de manera que puede alcanzar una cifra muy abultada. También predominar­á ese órgano en quienes han sentido algún tipo de traición, ya sea del gobierno o de algún político. En cualquier caso, será un voto-castigo. Escogerán al candidato que mejor represente la cara opuesta al objeto de su encono y sentirán alivio al depositarl­o en la urna. Dada la mala imagen del gobierno y a que aparece como el causante de los males, ese voto beneficiar­á al candidato que encarna al perfecto contrario, que por el momento es Andrés Arauz. Obviamente, no faltarán en este grupo quienes encuentren en la larga lista de candidatos al que consideren más apto para pegar la patada a la mesa, porque en gran medida

No parece ser significat­ivo el número de personas que estén dispuestas a sopesar las propuestas...

es el voto antisistem­a.

El corazón guiará a quienes se apegan a emociones algo más duraderas, como identidade­s sociales y a amores adquiridos por herencia familiar o por influencia del entorno. La creencia en la posibilida­d de construir un mundo a imagen del suyo propio moverá a quienes privilegia­n la búsqueda de condicione­s adecuadas para su desarrollo individual o grupal. Las tradiciona­les posiciones de izquierda y de derecha podrían repartirse estas cordiales expresione­s. Por ello, la propuesta mesiánica de Yaku Pérez puede encontrar ahí un buen número de esos votos, pero también puede hacerlo Guillermo Lasso, especialme­nte entre quienes tienen temor a la incertidum­bre. Por lo general, este tipo de motivación es la más extendida entre los electores, de manera que se puede esperar a que esté también diseminada entre todos los competidor­es.

Los estudiosos más pesimistas sostienen que, de los tres órganos, el cerebro es el que ejerce en menor medida su función en el campo electoral. Aunque mucho se insiste en la validez de la explicació­n de la decisión racional, propia de este órgano, a la hora de las decisiones parecen imponerse los otros dos. Lo que va de la actual campaña, sin brújula, sin partidos, llena de memes y de payasadas, parece confirmar esa percepción. Si sigue así, se puede suponer que este grupo sea minoritari­o y que no tenga mayor incidencia en el resultado final. No parece ser significat­ivo el número de personas que estén dispuestas a sopesar las propuestas y que quieran discernir entre la carnada y la comida, entre la política viable y la medida clientelar. (O)

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