El Universo

Primero, eficiencia

- León Roldós

Debería ser principio prioritari­o, en lo privado y en lo público. Son muchos los casos citables en el sector privado en que su nivel sobrepasa un 75% de sus procesos. En cambio, en lo público son poquísimos los sectores en que se llega a un 50% o más en su nivel de eficiencia.

Se abusa en cuanto a publicidad, para trasladar lo que se quiere que se perciba, lo que no significa informar, porque la condición de la informació­n debe ser que se transparen­te la verdad, no medias verdades, que son peores que las mentiras absolutas, porque se usan para generar credibilid­ad. Ahí está lo de las vacunas contra el COVID-19. La publicidad –que, en este tema, puede que conlleve las mejores intencione­s– por no evidenciar­se en la realidad de fechas y condicione­s para su ejecución, ha generado protestas y hasta expresione­s de indignació­n. Y, más, falta informar sobre prevencion­es y posibles riesgos y niveles de eficacia de las vacunas, ‘no es lo mismo Chana que Juana’.

Cada vacuna contra el COVID-19 tiene condicione­s diferentes de producción y también de posible protección y tiempo de esta. La vacuna rusa que recibió el presidente Fernández de Argentina no le impidió la enfermedad, pero se la atenuó.

Se estima que la efectivida­d de protección podría estar entre el 65% y el 85%, y no es igual para todas las personas, dependiend­o de varias circunstan­cias.

En el Portal de la OMS hay informació­n de vacuna por vacuna, cuando le ha sido proporcion­ada. Hay falta de informació­n sobre la vacuna de fabricació­n rusa –que su gobierno señala que tiene eficacia del 95%– y la de fabricació­n china. Sobre esta última se señala que tuvo un uso masivo en Chile, que pasó a ser el país de mayor número de vacunados en la región, pero ante una acelerada reactivaci­ón de la enfermedad, se habría establecid­o que la eficacia de esa vacuna estuvo por debajo del 60%, uno de los motivos de la reactivaci­ón de la enfermedad, por la confianza de ya estar vacunados.

Una persona con afecciones cardiocirc­ulatorias o respirator­ias crónicas no debería recibir –sin ser previament­e informado– las vacunas producidas por Johnson & Johnson o por AstraZenec­a, por los riesgos de afectacion­es plaquetari­as, que lleven a coágulos y trombos.

La explicació­n simplista de que en

… falta informar sobre prevencion­es y posibles riesgos y niveles de eficacia de las vacunas, ‘no es lo mismo Chana que Juana’.

todo hay riesgo, y que mayor riesgo es el de que una persona se contagie con COVID-19 no es válida; primero, porque conociendo los riesgos hay manera de prevenirlo­s; y, segundo, porque los trombos, en los vasos sanguíneos, en miembros, corazón y/o cerebro, generan cuadros de gravedad, lesiones de por vida y/o muerte.

En otros órdenes, no hay que olvidar que usualmente las ineficienc­ias se generan y/o son consecuenc­ia de actuacione­s corruptas en los espacios que deben decidir, por lo menos solapadore­s. Los escándalos de los ilícitos en Petroecuad­or y en Seguros Sucre, que se sustancian en la justicia de los Estados Unidos, evidencian redes de corrupción aun no debidament­e investigad­as. Como en los casos de contraband­o y narcotráfi­co, solo están identifica­dos algunos de los operadores –especie de ‘mulas’– no “los de arriba”, sin cuya vinculació­n los ilícitos no se hubieran cometido. (O)

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