La labor del maestro en época del COVID-19
El 13 de abril se recuerda un evento importante, medular por su esencia: el Día del Maestro Ecuatoriano, porque la educación es determinante en la vida de los pueblos, así lo revela la historia de la humanidad cuando nuestros antepasados, desde diversas perspectivas filosóficas y concomitantes a sus conquistas, dieron forma a la educación de los ciudadanos.
La figura del maestro es relevante en todas las sociedades, porque en ellos se confía una parte fundamental de la educación de los niños y los jóvenes que aprenden a
Dios nos brinde la oportunidad un día de rencontrarnos con nuestros estudiantes, ellos son el alma de nuestra profesión.
relacionarse consigo mismos y con la sociedad. Los maestros no solo comparten conocimientos sino sus formas de ser y de habitar en el mundo y con ello transmiten valores, aspiraciones e inspiraciones. De este modo sus pupilos pueden construirse como personas y construir también una buena relación con el resto de la comunidad.
¿Qué vislumbra el futuro para el maestro? Sin lugar a dudas es el momento de pensar más allá del COVID-19 y reinventar la educación para brindar nuevas oportunidades y herramientas de aprendizaje a todo el país. El contingente humano y profesional debe garantizar que el estudio no se detenga sino que continúe durante la pandemia, así como el apoyo a la salud mental y a la cultura y al bienestar de los estudiantes, de los profesores, y a las familias. Detrás de un teléfono móvil o del monitor de una computadora, el trabajo del maestro pone en evidencia el liderazgo, el carisma, la inventiva, la humanidad, que da por solucionar y crear nuevos entornos de aprendizajes, los cuales jamás se podrían comparar con el contacto presencial que ofrece una clase en un aula, a la experiencia viva de la entrega de la transmisión de valores, materias, al aplauso que estimula al niño y al joven en las crisis propias de sus edades, a las anécdotas oportunas, a los saludos constantes; pero estamos en tiempos de COVID. (O) Rosa García Ronquillo, máster en Educación, Daule