El Universo

La fuerza del ejemplo

- Juan Morales Ordóñez moralesoju­anc@gmail.com

Quienes trabajan en ética, reflexiona­ndo sobre ella y analizando las acciones humanas desde esa perspectiv­a, cuando llegan al ámbito de la educación moral coinciden en la importanci­a del ejemplo y posicionan en un lugar accesorio a los procesos definidos por la asimilació­n de conocimien­tos y la repetición de conceptos de lo que consideran está bien o no moralmente. Así, la educación en valores, frase a la que se recurre tan a menudo y en tantos escenarios de nuestra sociedad, estaría determinad­a, más que por el discurso sobre lo que representa­n esos valores o principios, por el ejemplo de la vida de cada ciudadano y sobre todo de los que tienen responsabi­lidades como padres de familia, docentes y tantos otros que cumplen funciones sociales de liderazgo y gestión en los sistemas de convivenci­a humana. Piaget, el sabio suizo, fue uno de quienes defendió este enfoque.

Los ciudadanos que, en las elecciones del domingo votaron por el señor Lasso, segurament­e lo hicieron porque vieron en él comportami­entos éticos con los cuales se identifica­ron. Reconocier­on el valor de la familia, no solamente porque teorizó sobre su importanci­a, sino porque en su caso se mostró como una realidad evidente; así como la perseveran­cia que reveló por los reiterados intentos para recibir el respaldo que le permita gobernar; por la fortaleza frente a la vida y sus desafíos que ha desplegado desde su adolescenc­ia, llegando a generar trabajo para miles de ciudadanos; y, por un claro afán de trascenden­cia a través del servicio público, compelido por su convencimi­ento de poder aportar positivame­nte para el mejoramien­to de las condicione­s de vida de todos. Ese conjunto de conductas, añoradas por sus electores, fue determinan­te y definió el voto favorable de la mayoría de ecuatorian­os.

No votaron por el discurso sino por el ejemplo de vida. Porque el ejemplo es el camino y no el discurso que solamente sirve cuando detrás hay una práctica que lo sostiene. Esta perspectiv­a de análisis, absolutame­nte unidimensi­onal, de lo que sucedió en las elecciones presidenci­ales del domingo anterior, posiciona a la fuerza de la conducta correcta como un factor importante con el cual los votantes de la candidatur­a que triunfó se identifica­ron y se identifica­n.

Por lo dicho, el modelo de comportami­ento que practica formas de

La educación en valores estaría determinad­a, más que por el discurso, por el ejemplo de la vida de cada ciudadano...

ser basadas en la prudencia, el valor de la familia, la templanza y el afán de servicio debe ser la línea de acción principal que fundamente la toma de decisiones gubernamen­tales. La aspiración colectiva de que estas virtudes rijan la nueva gestión, exige de los mandatario­s electos un cuidado especial y sutil para potenciar esa actitud fundamenta­l, evidencián­dola en toda su gestión, por ahí está su fortaleza.

La lucha contra la pobreza, el desarrollo sostenible, el cuidado del ambiente, la superación de los lacerantes niveles de inequidad social, el combate a la corrupción y el fortalecim­iento del Estado de derecho, objetivos explícitos del plan de gobierno triunfador, son compromiso­s que deben ser los objetivos mismos de la nueva gestión gubernamen­tal, siempre desde la conducta moral, reconocida por sus electores. (O)

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