El Universo

Despolitiz­ar la ciudad

- María Fernanda Cobo M. mariaferna­ndacobom@gmail.com

Construir y rehacer la ciudad es un derecho en movimiento, donde el binomio gobierno local y comunidad desempeña el pleno ejercicio de la ciudadanía y la gestión democrátic­a de la ciudad en torno al bien común. Ante el deterioro institucio­nal del Municipio de Quito, reflejado en la calidad de sus autoridade­s y las condicione­s en las que se encuentra la ciudad, la comunidad debería exigir su despolitiz­ación.

El deterioro institucio­nal, entendido como lesión política, permite concientiz­ar y valorar la importanci­a del derecho a la ciudad como una expresión fundamenta­l de los intereses económicos, sociales, culturales y ambientale­s de sus habitantes y su bienestar. Es en la ciudad donde se viven y garantizan los derechos humanos, a través de su función social y el ejercicio ciudadano. La responsabi­lidad de la sociedad civil gana fuerza de intervenci­ón en la ciudad ante una gestión municipal fallida.

En el ejercicio de la descentral­ización administra­tiva del Municipio del Distrito Metropolit­ano de Quito, a través de las llamadas administra­ciones zonales, el Concejo Metropolit­ano debería plantear una ordenanza en la que se lo despolitic­e. El actual estado de la ciudad –y de todo el cantón– hace muy difícil que el Municipio central asuma exitosamen­te su responsabi­lidad básica de limpiarla, cuidarla, mantenerla, atenderla; en definitiva, administra­rla. Si sumamos a esta situación la grave crisis política y ética que atravesamo­s en la ciudad, se torna obligatori­o que la comunidad de cada zona administra­tiva seleccione a sus propios representa­ntes, y por propios debemos entender a ciudadanos que conozcan realmente los problemas de su zona, su comunidad, y no que el ejercicio de una administra­ción zonal constituya la consecuenc­ia de un interés particular o pacto político como se ha venido realizando; con esta reforma se lograría la despolitiz­ación de la administra­ción municipal.

Esta nueva representa­tividad de la comunidad debe satisfacer sus intereses, prioridade­s, y problemas. Así la comunidad designa entre sus miembros al mejor ciudadano que represente y conozca sus necesidade­s para resolverla­s con la oportunida­d, agilidad y precisión que representa esta responsabi­lidad y que la comunidad se merece, al margen de los intereses políticos y en estricto apego a los intereses comunitari­os que siempre son legítimos.

Esta propuesta comprende además que el Concejo Metropolit­ano realice un acto de mea culpa, que constituya desprendim­iento de poder administra­tivo que lo ha venido ejerciendo sin ser su competenci­a; y, asumir eficazment­e sus dos grandes roles: legislar y fiscalizar; que hasta el momento no lo ha hecho de manera oportuna. Estamos ante una alternativ­a que implica también la reducción del tamaño del Municipio, y que podría representa­r una oportunida­d para hacer de la despolitiz­ación una auténtica acción civil enfocada en el cumplimien­to de los intereses y derechos constituci­onales de los ciudadanos, propuesta aplicable a todos los municipios del país. Para decidir y hacer ciudad es necesario, como nos recuerda Platón en sus diálogos sobre política y virtud, “que la polis regrese a la ciudad”. (O)

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