Despolitizar la ciudad
Construir y rehacer la ciudad es un derecho en movimiento, donde el binomio gobierno local y comunidad desempeña el pleno ejercicio de la ciudadanía y la gestión democrática de la ciudad en torno al bien común. Ante el deterioro institucional del Municipio de Quito, reflejado en la calidad de sus autoridades y las condiciones en las que se encuentra la ciudad, la comunidad debería exigir su despolitización.
El deterioro institucional, entendido como lesión política, permite concientizar y valorar la importancia del derecho a la ciudad como una expresión fundamental de los intereses económicos, sociales, culturales y ambientales de sus habitantes y su bienestar. Es en la ciudad donde se viven y garantizan los derechos humanos, a través de su función social y el ejercicio ciudadano. La responsabilidad de la sociedad civil gana fuerza de intervención en la ciudad ante una gestión municipal fallida.
En el ejercicio de la descentralización administrativa del Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, a través de las llamadas administraciones zonales, el Concejo Metropolitano debería plantear una ordenanza en la que se lo despolitice. El actual estado de la ciudad –y de todo el cantón– hace muy difícil que el Municipio central asuma exitosamente su responsabilidad básica de limpiarla, cuidarla, mantenerla, atenderla; en definitiva, administrarla. Si sumamos a esta situación la grave crisis política y ética que atravesamos en la ciudad, se torna obligatorio que la comunidad de cada zona administrativa seleccione a sus propios representantes, y por propios debemos entender a ciudadanos que conozcan realmente los problemas de su zona, su comunidad, y no que el ejercicio de una administración zonal constituya la consecuencia de un interés particular o pacto político como se ha venido realizando; con esta reforma se lograría la despolitización de la administración municipal.
Esta nueva representatividad de la comunidad debe satisfacer sus intereses, prioridades, y problemas. Así la comunidad designa entre sus miembros al mejor ciudadano que represente y conozca sus necesidades para resolverlas con la oportunidad, agilidad y precisión que representa esta responsabilidad y que la comunidad se merece, al margen de los intereses políticos y en estricto apego a los intereses comunitarios que siempre son legítimos.
Esta propuesta comprende además que el Concejo Metropolitano realice un acto de mea culpa, que constituya desprendimiento de poder administrativo que lo ha venido ejerciendo sin ser su competencia; y, asumir eficazmente sus dos grandes roles: legislar y fiscalizar; que hasta el momento no lo ha hecho de manera oportuna. Estamos ante una alternativa que implica también la reducción del tamaño del Municipio, y que podría representar una oportunidad para hacer de la despolitización una auténtica acción civil enfocada en el cumplimiento de los intereses y derechos constitucionales de los ciudadanos, propuesta aplicable a todos los municipios del país. Para decidir y hacer ciudad es necesario, como nos recuerda Platón en sus diálogos sobre política y virtud, “que la polis regrese a la ciudad”. (O)