Muertes por calor y frío
Un estudio reciente ampliamente difundido ha descubierto que el aumento de las temperaturas es actualmente responsable de unas 100.000 muertes por calor. Pero los investigadores ignoraron las muertes por frío. Un estudio histórico publicado en Lancet muestra que el cambio climático en las últimas décadas ha evitado en todas las regiones más muertes por frío que las que ha causado por calor. En promedio, ha evitado más del doble de muertes, lo que supone quizás 200.000 muertes menos por frío cada año. Además, cuando los informes enfatizan en la necesidad de reducir el CO2, impulsan algunas de las formas menos eficaces de ayudar a las futuras víctimas del calor y el frío.
La política climática, en el mejor de los casos, frenará ligeramente el aumento de las muertes por calor. Pero ya conocemos formas mucho más eficaces y sencillas de ayudar. En general, las muertes por calor están disminuyendo en los países con buenos datos, porque estas pueden abordarse eficazmente con una mayor disponibilidad de aire acondicionado, alertas por calor, piscinas públicas abiertas y centros comerciales con aire acondicionado, al tiempo que se anima a la gente a utilizar ventiladores y beber mucha agua. En el caso de EE. UU., es evidente que los días calurosos han aumentado desde 1960, afectando a una población mucho mayor. Sin embargo, el número de muertes por calor se ha reducido a la mitad.
La lucha contra las muertes por frío resulta mucho más difícil, porque requiere hogares bien calefaccionados durante semanas y meses.
Los investigadores han analizado el experimento natural en EE. UU., que tuvo lugar desde 2010, cuando la fracturación hidráulica (fracking) supuso una drástica reducción de los costos del gas natural. Esto hizo que los hogares calentados por gas fueran más cálidos y seguros, porque especialmente los hogares más pobres podían permitirse una mejor calefacción. El estudio calcula que estos precios más bajos de la energía evitan que unos 11.000 estadounidenses mueran en invierno cada año.
Para que la política climática funcione, tiene que hacer subir los precios de la energía para reducir el consumo. Una política climática que haga subir los precios del gas significará que menos personas podrán permitirse calentar adecuadamente sus hogares
La energía verde tendría que ser lo suficientemente barata como para que todo el mundo quiera adoptarla.
y la consecuente tasa de mortalidad volverá a aumentar.
El cambio climático sigue siendo un problema real que afecta a muchos otros ámbitos además del calor y el frío. Tenemos que afrontarlo con eficacia mediante la innovación para que la energía verde sea lo suficientemente barata como para que todo el mundo quiera adoptarla.
Pero cuando se trata de abordar las muertes por calor y frío, las noticias actuales enfocadas en el clima nos dejan mal informados. Nos hacen concentrarnos en la forma más costosa y menos efectiva de ayudar a las futuras víctimas del calor y el frío. Incluso, nos llevan a correr el riesgo de agravar las muertes por frío al aumentar los costos de la calefacción. Además, nos cuentan una historia engañosa de las muertes por calor, ignorando las muertes por frío que se evitan, que son mucho mayores, posiblemente 100.000 vidas al año. (O)