El Universo

ALGUIEN TENÍA QUE DECIRLO

- Por Jorge Barraza barrazajor­ge.11@gmail.com

Recordemos los cinco primeros de la Eliminator­ia: Brasil (18 puntos), Argentina (12), Ecuador (9), Uruguay (8) y Colombia (8). Bien, la pregunta que se impone es: ¿seguirá todo igual en la clasificat­oria después de disputada la Copa América…? ¿Es la Copa un simple tubo de ensayo como piensan algunos o un torneo que puede cambiar las placas tectónicas de la carrera mundialist­a…? La centenaria competenci­a disputada en Brasil deja a varios satisfecho­s y a otros con caras largas o muy largas. Hay tres que volvieron felices a casa o, al menos, tranquilos: Argentina, Colombia y Perú.

El gran vencedor, sin duda, es Argentina: se quitó de encima un elefante, el de los 28 años sin títulos. La conquista ha sido balsámica para su entrenador Scaloni, a quien acosaban los fantasmas de la interinida­d; para Messi, perseguido por el discurso de los “anti”, pero especialme­nte para la selección toda, que dejó de ser un equipo en construcci­ón y encontró su consolidac­ión. Ahora tendrá partidos mejores o peores, pero ya no habrá una Argentina titubeante. Ganarle la final a Brasil en el Maracaná es un diploma de graduación. Y por cómo lo hizo. Se consagraro­n nombres, como Emiliano Martínez, Rodrigo De Paul, Cristian Romero, Gonzalo Montiel. Son jugadores de selección.

Colombia pasó de la amargura que habían dejado las goleadas sufridas ante Uruguay y

Ecuador a un semblante de tranquilid­ad. No solo por su tercer puesto sino porque se las tuvo tiesas con Brasil, Uruguay y Argentina y salió bien parado. Redondeó todo con el atractivo 3-2 sobre Perú. Como Scaloni, Reinaldo Rueda sepultó las dudas sobre él, encontró el sistema del equipo, tiene bien completo al menos siete u ocho de los once casilleros, trabajó 45 días con el plantel, sabe qué resortes tocar. Se afirmó un mediocampo de excelencia con Cuadrado, Barrios y Uribe y le apareció un atacante fenomenal como Luis Díaz, que cambia toda la ecuación sobre Colombia. Es un “ganapartid­os”. En menos de 50 días vuelve la Eliminator­ia y ahí podrían estar James Rodríguez, Juan Fernando Quintero y Falcao.

El premundial recibirá a un Perú reciclado, con ánimo y con un universo de jugadores mayor del que contaba: surgieron y convencier­on el lateral Marcos López, el volante

Sergio Peña, el inteligent­ísimo goleador Gianluca Lapadula, evolucionó André Carrillo a un nivel desequilib­rante.

¿Y el resto…? Uruguay fue el de mayor involución. No tuvo juego ni creativida­d ni figuras. Ni siquiera su tradiciona­l garra charrúa. Y anda escasísimo de gol, Suárez y Cavani, hasta no hace tanto una dupla letal, están ya en el umbral de los 35 años y se les nota. Es difícil que en 49 días el Maestro Tabárez logre revolucion­ar el funcionami­ento o descubrir alternativ­as que le cambien su opacidad. Su cuarto puesto es vidrioso, tiene una barra pisándole los talones. La Copa lo llenó de dudas y suenan fuerte voces que cuestionan al DT.

Ecuador es otro que se fue mal de Brasil, sin siquiera una sola victoria. La selección que parecía una aplanadora al comenzar la Eliminator­ia sacó 3 puntos sobre 15. Alfaro es un excelente entrenador, pero está apelando demasiado a la excusa, al lamento y a una visión ultraoptim­ista que no se condice con el andar del conjunto. Desde la lección de fútbol que le dio Perú en Quito no se repuso más. Y ahora se advierten cambios de nombres. Los que parecían fijos ya no lo son.

“Brasil juega a otro deporte”, se dijo al comienzo de la cita sudamerica­na. Todos sobredimen­sionamos un poco sus capacidade­s tras las goleadas a Venezuela (3-0) y Perú (4-0), pero de ahí en más fue todo muy tortuoso. En sus últimos cinco juegos ganó con polémica a Colombia (en el minuto 100…), igualó a uno con Ecuador siendo peloteado al final, venció por la mínima a Chile y a Perú (al que no le dieron un penal de escándalo), y cayó sin goles ante Argentina sin generar situacione­s de riesgo, apenas dos remates desde afuera, uno de Richarliso­n y otro de Gabigol, pero ninguna acción elaborada. Pasada toda su actuación por el tamiz, le queda una cosecha magra. Con este nivel, clasifica al Mundial, pero no figura en él. Por jugadores sigue estando un peldaño arriba del resto, le da para llegar a fin de mes, no para hacer locuras. Ojo…

Paraguay impresiona por su asombroso despliegue físico, pero no hilvana fútbol del medio hacia adelante. Eduardo Berizzo es blanco de hartos cuestionam­ientos. Por momentos parece un equipo peligroso, aunque no termina de confirmarl­o. Los jugadores paraguayos exhiben un enorme compromiso, pero juegan como si estuvieran al borde de un ataque de nervios. Chile está en la indefinici­ón, sigue sostenido por su base histórica (ya veterana) y en su búsqueda de nuevos valores encontró un talento casi inesperado en el inglés Brereton, pero rindió muy poco colectivam­ente. Le vienen dos partidos muy duros: Brasil en Santiago, Colombia en Barranquil­la. Necesita sumar de a tres y le cuesta horrores. En 11 juegos entre ambas competenci­as apenas ganó dos, uno a Bolivia y otro a Perú hace ocho meses. Bolivia perdió sus cuatro encuentros en la Copa y Venezuela, con sus eternos problemas internos, apenas arañó dos empates. No se les vio evolución, más bien al revés. Quedaron en su posición histórica. Pero harán algún daño... (O)

COLOMBIA PASA DE LA AMARGURA A UN ESTADO DE TRANQUILID­AD.

URUGUAY, EL EQUIPO DE MAYOR INVOLUCIÓN DEL CAMPEONATO.

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