Guayaquil vigorosa con espíritu de libertad
Guayaquil celebra el aniversario de independencia, por la herencia que le dieron sus próceres, de libertad.
¡Viva Guayaquil libre! Un nuevo octubre, un nuevo aniversario de independencia. Guayaquil está de fiesta y sus habitantes lo celebran con el optimismo, con la fe inquebrantable, con la certeza de que nada desviará su rumbo de prosperidad. Los momentos difíciles, derivación de una pandemia que sorprendió al mundo, van superándose.
Los rezagos de la tragedia, llenos de muerte, hospitalización, contagio y miedo aún circundan y se sienten golpes fuertes. Todo indica que se prolongará y es imprescindible aprender a vivir con ellos. Pero gracias a Dios el pueblo guayaquileño sigue andando sobre las huellas dejadas primero por las tribus aborígenes –con destaque de la cultura Huancavilca–, y después por los habitantes de la colonia y los próceres de octubre de 1820. Es decir, Guayaquil seguirá siendo grande, con sitial de honor en el concierto nacional e internacional. El festejo octubrino está marcado por el protocolo de bioseguridad (mascarillas, gel y alcohol, distanciamiento, aforos limitados, prohibición de eventos masivos, etcétera). No obstante, eso no atenta contra las demostraciones de felicidad por ser guayaquileños, por ser habitantes porteños, por pertenecer a la ciudad más hospitalaria, previsora y filantrópica de Ecuador, por ser parte de la ciudad católica respetuosa de las creencias; del voluntariado, de los bomberos de la Junta de Beneficencia, del río y el estero, del emprendimiento y la innovación. Guayaquil sigue transitando vigorosa con el mismo espíritu de libertad heredado de Olmedo, Villamil, Letamendi, Escobedo, Antepara, Febres–Cordero, Urdaneta, Roca, Ximena; Ana, Francisca y Manuela Garaycoa, Isabel Morlás, entre otros hombres y mujeres valerosos independentistas, demócratas y brillantes. ¡Viva Guayaquil! (O)
Jorge Arturo Gallardo Moscoso, licenciado en Comunicación, avenida Samborondón