Orilla del estero Salado cedió y se llevó tres casas de caña; familias piden reubicación
Varios vecinos han dado posada a los damnificados por el momento. Personal del Municipio de Guayaquil acudió al sector, en las calles 45 y la H, para levantar un informe.
Tres viviendas de caña ubicadas al pie de un brazo del estero Salado colapsaron este fin de semana en las calles 45 y la H, luego que al menos 30 metros cuadrados de tierra cedieran.
José Luis Segura, quien vivía en una de las casas con sus hermanas, relató que la madrugada del sábado sintieron una sacudida y se despertaron. Al salir de la vivienda notaron que la tierra estaba cuarteada.
Unas diez horas después, ese pedazo de terreno cayó al agua llevándose las casas de caña y madera con todas las pertenencias. Segura se lanzó al agua y con ayuda de vecinos sacó a flote su refrigeradora.
Los afectados ahora muestran los documentos de los terrenos y los códigos catastrales. Son dos familias que esperan ser reubicadas en algún plan habitacional, luego de recibir la visita de personal del cabildo local que llegó ayer para levantar un informe.
Segura explica, con documentos en mano, que en el año 2017 empezó el trámite para obtener una casa del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), pues era parte de las familias en riesgo, pero indica que en 2018 le respondieron que no había disponibilidad y le tocó volver a levantar su casa que ya se había caído por el invierno.
Ana María Palma vivía en el otro predio con sus hijos. En su terreno había dos viviendas de caña. Una era ocupada por ella y sus hijos menores, y la otra por su hija mayor, su yerno y su nieto. Por ahora a los damnificados les han dado posada sus vecinos.
Quienes viven al pie del estero temen que la tierra siga cediendo en la época invernal.
También dicen que desde el sábado se cuarteó parte de la calle ubicada a pocos metros del estero donde se está filtrando agua, por lo que pidena Interagua a inspeccionar.
Los afectados también perdieron sus pertenencias tras el colapso de las casas.
Quienes viven al pie del estero temen que la tierra siga cediendo en invierno.