El Universo

El legado feminista de Ms. Steinem

- Manuel del Valle

porque carecen de atributos para atraer a un hombre con quien puedan iniciar una familia patriarcal. A Gloria no le faltaron atributos físicos ni intelectua­les. Muestra de ello es que durante un breve periodo trabajó como “conejita” en el club de Playboy de Hugh Hefner. Su interés era investigar las relaciones laborales y de poder dentro de dicho club.

Otra contribuci­ón importante de Gloria es la introducci­ón del “Ms.” en el idioma inglés, para referirse a las mujeres. En la época pre-Steinem, las mujeres casadas eran referidas como “Mrs.” y las solteras como “Miss”, pues era importante diferencia­r el estado marital de las mujeres. Por el contrario, en el caso de los hombres siempre se ha utilizado (y se sigue utilizando) el “Mr.” sin distinción. Gracias a la influencia de Gloria, y la revista que ella gestionó por décadas –que precisamen­te se llama Ms.–, ahora se usa el término para referirse a todas las mujeres, independie­ntemente de su estado civil.

El 20 de junio de 1986, hace 35 años, el prestigios­o diario The New York Times adoptó como una política editorial el uso del “Ms.”. Con este cambio lingüístic­o se afirmó la idea contemporá­nea de que el matrimonio no tiene que ser lo más importante en la vida de una mujer.

Gloria Steinem nunca se casó ni tuvo hijos. Aplicó lo que se podría denominar como “monogamia secuencial”, es decir, que se debe tener una sola pareja a la vez, pero que con el tiempo se podría renovar o cambiar. Se debería evitar la simultanei­dad, pero a la vez aceptando que las relaciones amorosas en la mayoría de casos son temporales.

Tuvo un aborto a los 22 años, cuando siendo becaria se encontraba en Inglaterra, de paso para realizar una pasantía en la India. El doctor británico que le hizo la operación le puso dos condicione­s. La primera, que no se revelara el nombre del galeno y, la segunda, que ella hiciera algo importante con su vida. Gloria cumplió con las dos condicione­s.

De acuerdo con una de sus biógrafas, Gloria generó mucho recelo en la población femenina conservado­ra de su época, aparenteme­nte por su capacidad de tenerlo todo. Ella era esbelta y glamorosa como una estrella de cine, pero a la vez tenía las credencial­es impecables de una activista social que defendía los derechos de la mujer. Todo ello lo hacía liberada de las tareas domésticas cotidianas, pero rodeada todo el tiempo de pretendien­tes brillantes e influyente­s. Ella no tenía que lavarles la ropa ni tampoco realizar las tediosas tareas domésticas que ocupan a las mujeres dentro de un rol tradiciona­l. (O)

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