‘Gobierno tiene que dialogar con organizaciones y con quienes tienen apertura’
El Gobierno reconoce que el manejo político del país es complejo por la fragmentación existente en la Asamblea. Señala que se necesita más que acercamientos y diálogos para lograr los objetivos de gobernabilidad planteados para el resto del mandato y, al mismo tiempo, descarta recurrir a la corrupción o a mecanismos democráticos extremos —como la muerte cruzada— para conseguirlos.
Juan Manuel Fuertes, subsecretario de Gobernabilidad del Ministerio de Gobierno, asegura que sí existe “operación política” desde el Ejecutivo; que sería ingenuo pensar que solo es la ministra Alexandra Vela, sino que es un equipo del que prefiere no decir nombres para evitar el “escarnio” en redes sociales.
El Gobierno tiene varios escenarios generados por corrientes sociales y políticas de oposición que enfrentar en este año. ¿Cómo van a mantener la gobernabilidad en el país?
El problema de gobernabilidad en un régimen democrático es complejo. (…) En el caso ecuatoriano, se vuelve más agudo (…) Hay una tradición de inestabilidad, pero, sin duda, la coyuntura tiene otro tipo de características por los actores que están interviniendo.
¿Qué tienen de diferentes esos actores?
Hay sectores que, más allá de lo que públicamente manifiesten, en el fondo le apuestan a que le vaya mal al Gobierno (…). A algunos sectores y actores no les va a cuadrar jamás que un presidente de las características de Guillermo Lasso sea alguien que provoque cambios profundos en el país…
¿Cuáles son esos sectores?
En el comportamiento legislativo se pueden observar ya actitudes que nos llevan a configurar a quiénes les conviene o no el éxito del Gobierno, porque uno puede ver cómo, incluso antes de que se presenten propuestas, ya viene una deslegitimación y un rechazo (…). Es legítimo que existan expectativas de carácter político electoral, pero quienes consideran, a partir de los resultados electorales o de la historia de las organizaciones, que tienen grandes posibilidades de mantenerse, de crecer o de recuperar espacios de poder institucional...
¿UNES (que agrupa a correístas), Pachakutik...? ¿Por qué no dice nombres?
Por el humo se sabe dónde está el fuego. Y es adecuado que los ecuatorianos hagamos un ejercicio de análisis más allá de los titulares de periódicos, del chisme (...) en las redes sociales.
Ahí está UNES, que tiene un bloque capaz de coartar cualquier iniciativa del Ejecutivo. Si vamos a hablar de votos, el Gobierno sigue sin votos; la primera ley económica urgente está vigente por ministerio de la ley, pero ¿y las otras? ¿Cómo están trabajando en eso?
Los problemas que tiene la democracia no son únicamente la violencia, la corrupción, la ineficacia. Un problema sustancial es la simplificación (...): cuando con gran liviandad se escuchan declaraciones indicando que los inconvenientes que tiene el Ejecutivo en relación al Legislativo o a otros sectores tienen que ver con que no hay un operador político, es desconocer de buena o mala fe la complejidad de los problemas.
¿Y hay o no hay un operador político?
Pero por supuesto (…), existe todo un andamiaje institucional en el Ministerio de Gobierno que permanentemente gestiona
Juan Manuel Fuertes dice que sí existe operación política desde el Ejecutivo.
con los diversos sectores sociales y políticos. Pero la falta de un acuerdo no puede atribuirse a la ineficacia de un actor político, eso es no entender la magnitud de la problemática.
¿Les preocupa la baja en la popularidad del presidente?
Es inevitable, sobre todo por los antecedentes históricos, que este o cualquier Gobierno busque gozar de simpatía con la población; sería absurdo. Sin embargo, parte del daño que le ha hecho al país el populismo es generar una alfabetización social tendiente al facilismo, y desde esa óptica deslegitimar decisiones gubernamentales calificándolas de antipopulares, cuando ciertamente pueden resultar impopulares por el impacto que generan, pero son necesarias.
¿Qué sí puede hacer el Gobierno dentro de las estrategias?
El diálogo frontal...
Pero eso no ha funcionado ni con la Conaie ni con UNES, y no le funcionó al Gobierno anterior tampoco...
Esto nos obliga a llegar a otro terreno que tiene que ver con el diálogo y el pluralismo. El diálogo no es el fin, sino un instrumento; se cree que es la reunión y se queda en la fotografía, no se lleva adelante un proceso que permita consensuar. (…) Por otra parte, el pluralismo: al interior de las propias organizaciones existen divergencias y, por lo tanto, el Gobierno tiene que trazar líneas de diálogo no solo con las organizaciones, sino también con los diversos sectores que tienen otra apertura, privilegian el interés de sus agremiados y no la búsqueda del protagonismo o de algún otro tipo de acuerdos subterráneos que algunos líderes tienen.