REUNIÓN LABORAL EN VÍSPERAS DE CELEBRACIÓN DE NAVIDAD FUE EL DETONANTE DE LOS CONTAGIOS
“He sido una persona muy preocupada, créame. Por mi actividad como asesor tributario, cada diez días me he realizado hisopados y pruebas de sangre, —no le miento— por cuidar a mi familia de este virus. Entonces, el día 22 de diciembre me hice un hisopado y salí negativo.
Pero el 25 de diciembre me levanté mal, con un cansancio extremo y sueño. Creo que entre una y otra detecté a tiempo la infección y acudí de inmediato al médico. Yo sí estoy vacunado con dos dosis de Pfizer. Nunca antes me dio el virus. Creo que, como ya está pasando el efecto de la segunda dosis, bajaron mis defensas. Me tocaba la tercera el 8 de enero. Yo creo que el contagio fue entre el 22 y 24 de diciembre: por mi trabajo me tocó hacer visitas a algunos clientes y acudir a las instituciones bancarias; creo que fue en esos lugares, había mucha gente y la manipulación del dinero...
En mi familia, mi hijo de 17 años y yo resultamos contagiados. Acudí al doctor, por experiencia, él salvó a mi hermano en junio. Me trató con antibióticos y vitaminas vía intravenosa, y con receta en casa vía oral. Me hice todos los exámenes y tomografías solicitadas, y aquí estamos”, comentó el ciudadano residente de vía a la costa.
Su esposa, Éricka, acompaña a su esposo en este proceso. Ella no resultó contagiada y jamás ha tenido COVID-19. “Estamos siguiendo la medicación al pie de la letra con mi esposo. Yo me he puesto sueros inmunológicos de vitamina C y de complejo B. Yo me he puesto reglas en mi vida: lo que hago para no tener el virus es lavarme las manos, usar alcohol; sigo usando protector facial, gorras, gafas. También me gusta tomar las bebidas calientes, evito tomar cosas heladas. Mi esposo ha sido muy responsable con los cuidados... Sin embargo, ellos se autoaislaron y ahora seguimos con todos los cuidados”, explicó. (I)