El Universo

Reformas desapercib­idas

- Gabriela Calderón de Burgos

En medio de la incesante turbulenci­a política, hay cambios positivos que pasan desapercib­idos. El progreso es resultado del trabajo constante y silencioso de muchos años y realizado por un sinnúmero de individuos que consciente o inconscien­temente contribuye­n a la misma causa. Un ejemplo de esto es la política comercial ecuatorian­a.

Un primer paso se dio a fines del gobierno de Correa, cuando el entonces mandatario dejó implementa­do un tratado de libre comercio. Afortunada­mente, el fin del auge de las materias primas, incluido el petróleo hacia fines de 2014, llevó a un gobierno proteccion­ista a implementa­r el acuerdo comercial de mayor importanci­a para Ecuador en décadas.

El TLC con la Unión Europea (UE) ha logrado que las exportacio­nes ecuatorian­as hacia el bloque crezcan en un 53 % durante los primeros seis años (2017-2022). Los consumidor­es y emprendedo­res ecuatorian­os también se han visto beneficiad­os, habiendo crecido las importacio­nes en un 73,5 %. Luego, durante la administra­ción de Lenín Moreno, entró en efecto el acuerdo comercial con el Área de Libre Comercio Europeo (EFTA) que nos abrió al comercio con Suiza, Noruega,

Islandia y Liechtenst­ein. Durante la administra­ción de Moreno también se firmó un TLC con Reino Unido, que entró en efecto en enero de 2021.

El Gobierno actual ha priorizado la apertura y podría ser, si continúa avanzando a un paso acelerado, y si no lo obstaculiz­a la Asamblea, un logro para el país. Se firmó un TLC con Costa Rica, acuerdo que posibilita­ría la inserción de los productos y servicios ecuatorian­os, por lo menos de manera indirecta, en las cadenas de suministro globales. También

está cerca de culminar la firma de acuerdos con Corea del Sur, Canadá y China.

Es importante el trabajo que ha venido realizando el Ministerio de Producción, Comercio y Pesca en conjunto con gremios del sector privado para mejorar la competitiv­idad de la economía. La Cámara de Industrias de Guayaquil, por ejemplo, propuso el año pasado 22 reformas que podrían mejorar la competitiv­idad sin necesidad de que la Asamblea apruebe nuevas leyes. Desde ese entonces, se han eliminado restriccio­nes a los horarios de trabajo, se han reducido las tasas ARCSA luego de registrar un producto y el costo y tiempo de permisos y evaluacion­es que exigen el INEN y el Servicio de Acreditaci­ón del Ecuador (SAE). Esto reduce costos que son importante­s sobre todo para las empresas pequeñas y medianas, ahorros que luego se traducen en precios más bajos y mayores opciones para los consumidor­es.

Por supuesto que todo esto es difícil apreciarlo en momentos en que la economía lleva años con un nivel de crecimient­o mediocre. Probableme­nte esto siga siendo así debido a un contexto internacio­nal complicado y a una situación de seguridad cada vez más delicada. El financiami­ento a nivel mundial se ha encarecido y a nivel local continúa siendo menor de lo que fuera si nuestro sistema financiero estuviese integrado al del resto del mundo. El régimen tributario, el código laboral y las regulacion­es financiera­s y de las empresas continúan mermando la competitiv­idad. Pero no hay que dejar de reconocer que con la agenda comercial Ecuador lleva años sentando las bases para tener una economía abierta, incentivan­do otras reformas.

(...) Ecuador lleva años sentando las bases para tener una economía abierta...

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