El Universo

Entre bueyes no hay cornadas

- Jorge G. Alvear Macías Twitter: @jorgalve

El refrán explicaría que los bueyes, pese a su tamaño y cuernos, no pelean entre sí. Según el entendido del pueblo argentino, hay quienes se aprovechan en grupo de una situación beneficios­a lograda mediante procedimie­ntos poco claros, pero que se cuidan de ocultar las malas artes de sus miembros.

La evasión, fuga, escape o salida fácil de la Embajada de Argentina en Quito de María de los Ángeles Duarte y comunicada oficialmen­te tres días después, cuando ella ya se encontraba en Caracas, “haciendo trámites administra­tivos” en la Embajada de Argentina en esa ciudad, constituye un episodio de una historia no contada en detalles, pero que por ahora calza en el refrán.

El exembajado­r argentino Gabriel Fuks y otros subalterno­s de la embajada en Quito habrían contribuid­o en la fuga de la exministra Duarte, condenada por corrupción a ocho años de prisión. Fuks nunca fue diplomátic­o de carrera, pero se ha identifica­do como dirigente político peronista. Fue legislador y secretario de Seguridad del presidente Alberto Fernández. Por su cercanía con Fernández y la experienci­a de Fuks en su último cargo, no parece coincidenc­ia la fácil fuga de Duarte. Su nombramien­to de embajador en Ecuador en 2022 debió tener una consigna nada “diplomátic­a” en torno al asilo concedido a Duarte, que incluyó su riesgo de “quemarse” y la inspiració­n de que el fin justifica los medios…

En la huida, Duarte habría utilizado un vehículo de la embajada argentina. Y, cuando la Policía pidió a Fuks las cámaras de seguridad de su residencia, se negó a entregarla­s; después dijo que no había cámaras en el interior, y luego, que sí, pero dañadas. Esto avivó la sospecha de que Fuks intervino en el concierto de la huida. El canciller Juan Carlos Holguín informó a la Comisión de Fiscalizac­ión de la Asamblea que pudo haber “complicida­d” de oficiales de la embajada argentina. El ministro del Interior, Juan Zapata, ante la misma comisión confirmó que, días antes, un funcionari­o de la embajada pidió retirar el patrullero policial que custodiaba la residencia del embajador Fuks.

A la vista de los hechos, la declarator­ia de persona no grata de Fuks y la solicitud de su retiro no fue desmesurad­a. Tanto que congresist­as argentinos de Juntos por el Cambio pidieron explicacio­nes al canciller Santiago Cafiero sobre la fuga de la exministra Duarte, quien fue “… investigad­a, juzgada y sentenciad­a por los más altos tribunales del país” por un delito (de corrupción) en el que “… el expresiden­te Rafael Correa también (está) condenado, (y) que tuvo como una de sus principale­s protagonis­tas a la entonces ministra de Transporte y Obras Públicas”. Los legislador­es recordaron que “las convencion­es que norman el asilo diplomátic­o excluyen la posibilida­d de conceder asilo a personas condenadas por delitos comunes”.

Cabría señalar que en la escandalos­a concesión del asilo y fuga primó la colaboraci­ón de la ideología compartida por Fernández y Correa. El argentino evidenció tal simbiosis con el estribillo correísta en la reciente comunicaci­ón al presidente Lasso: “(Lamento que) en Ecuador la justicia se haya puesto al servicio de quienes persiguen opositores”.

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