La africana Pamela Badjogo dejó en claro que la alegría es la clave de su música
La cantante gabonesa, de 40 años, se mostró como una acérrima defensora de los derechos de la mujer.
Con una sonrisa: así imprime el activismo a su música la artista gabonesa Pamela Badjogo, quien ofreció presentaciones en la Alianza Francesa en Guayaquil y en el Teatro Pumapungo en Cuenca. Expresó que le encantó el bollo. “Parece comida africana... el plátano también lo preparan exactamente como nosotros”, dijo la cantante de 40 años.
La música de Badjogo es una fusión de afripop y jazz. Canta en francés, bambara y bakaningui (su lengua materna). “Seguramente haremos que la gente entienda y baile, y que descubran algo de dulzura y groove africano”, dijo a EL UNIVERSO días antes de subir al escenario, el sábado pasado en Cuenca y el miércoles anterior en Guayaquil.
Badjogo lució un pendiente enorme en la oreja en forma de África. Contó que cantó en la final de la Copa Africana de Naciones, entre Egipto y Camerún. “Una locura cantar frente a todos los presidentes y frente a 40.000 personas. Me maquillaron por dos horas. Ya quería que dejaran de tocarme la cara”, recordó.
Badjogo se mostró como acérrima defensora de los derechos de las mujeres. “Viví en una cultura donde en muchas ocasiones las mujeres no tienen el privilegio de decidir lo que quieren hacer con sus vidas”, sostuvo. Su deseo de independencia la llevó a chocar con su padre, quien “nunca quiso” que Badjogo se dedicara a la música.
Artista africana tuvo presentaciones en Guayaquil y en Cuenca.
Estudió microbiología. Culminó sus estudios en Bali y en el camino conoció a “muchísimas mujeres” víctimas de mutilación genital femenina, proceso que involucra la remoción de las estructuras genitales femeninas exteriores, como el clítoris.
La mutilación genital femenina es considerada una violación a los derechos humanos por las Naciones Unidas.
“Lo que elijo hacer con mi música es hablar de temas serios con alegría y con una sonrisa”, señaló y opinó que hay muchas activistas feministas cuyo mensaje se pierde “porque hablan fuerte”. “Esa es la manera en la cual la gente no quiere que sea una mujer. Así nos tachan de histéricas y no escuchan lo que estamos diciendo”, dijo.