Entre la Asamblea y el Gobierno
En medio de la guerra interna que el presidente Daniel Noboa decretó el 9 de enero a los narcoterroristas, surgen acciones relacionadas con estas bandas de delincuentes que han penetrado no solo a la justicia, sino al sector político. El caso Metástasis así lo deja entrever; pero, con más claridad, las acciones de jueces y un grupo de asambleístas.
La Corte Constitucional, con mucho retraso, ha señalado las ilícitas resoluciones de jueces que han otorgado la libertad a personas sentenciadas, como el caso de Jorge Glas Espinel, demandando ante la embajada de México su entrega, donde se mantiene, convirtiéndose en prófugo de la justicia.
Pero lo que llama más la atención es que el presidente Daniel Noboa Azín haga mutis por el foro y, es más, apoye con los votos de su movimiento (ADN) a quienes impulsan leyes y defenestran a funcionarios para alcanzar sus fines.
Lo que se pretende introducir bajo el pretexto de reformar el COIP es uno de los tentáculos de los grupos a los que combate el presidente Noboa; habrá que esperar a ver cómo lo resuelve. Pero si les hace el juego con la destitución del vocal del Consejo de la Judicatura, ¿qué podemos esperar?
A lo que el país aspira es a que no les dé poder a quienes pretenden, inexplicablemente, llevar a juicio político a Diana Salazar Méndez, fiscal del Estado, mujer valiente, digna y patriótica. Si lo hace, se cerraría nuevamente ese círculo perverso que ha originado la alteración de la paz en el país.
Sería un contrasentido que el presidente Daniel Noboa Azín combata a los narcoterroristas y delincuentes y apoye a la impunidad. (O) Orlando Murillo Carvache, magíster en comunicación, Guayaquil