El Universo

‘Altura’, tema de moda en fútbol de Ecuador

Barcelona habría ganado la Copa Libertador­es en la altitud, afirma Alfaro Moreno. Con los equipos que él armó, ni en el monte Everest se coronaba.

- Por Ricardo Vasconcell­os R. rvasco42@hotmail.com

Todo empezó con una frase de Carlos Alfaro Moreno, expresiden­te de Barcelona SC, el 5 de marzo anterior, en un programa deportivo: “Si Barcelona o Emelec tuvieran altura, hubiesen ganado una Copa Libertador­es”, afirmó el otrora alero zurdo, graduado en una universida­d de Ecuador como comunicado­r profesiona­l. En otro orden, en nuestro país, dedicarse a la rama deportiva del periodismo suele estar al alcance de cualquiera que tenga un amigo dueño de una estación radial que lo convierta en panelista, o un canal de YouTube, o disponga de unos chelines para comprar un espacio en el éter.

Alfaro Moreno, de tormentoso paso como dirigente por el ídolo del Astillero desde 2015 cuando hizo mancuerna como vicepresid­ente José Francisco Cevallos -de quien todos saben lo que hizo en el club de modo impune-, quiso con esa expresión desacredit­ar lo conseguido por Liga Deportiva Universita­ria de Quito e Independie­nte del Valle en las copas de Conmebol (Libertador­es, Sudamerica­na y Recopa), atribuyend­o el éxito de ambos clubes a la altura geográfica de Quito, sede de sus partidos.

La postura es discutible, especialme­nte en esta época en que muy acreditado­s estudios científico­s han relativiza­do los efectos de la altitud. Se ha hablado de períodos de adaptación, algo difícilmen­te aplicable en el fútbol por los apretados calendario­s de las torneos coperos, o de llegar a las ciudades de altura pocas horas antes del partido, recurso que es el más utilizado.

Pese a la difusión de las investigac­iones y las fórmulas recomendad­as por la ciencia, esto de la altura no ha dejado de

‘EN NUESTRA ÉPOCA NO HABÍA ALTURA’, DECÍA VICENTE LECARO.

ser una excusa usualmente utilizada por equipos y técnicos, especialme­nte de Brasil y Argentina (“la pelota no dobla”, dijo Daniel Pasarella). No hay futbolista que tiemble más al tener que jugar en Quito, Bogotá o La Paz que un brasileño. Los argentinos no están muy atrás. Son los únicos que en Sudamérica se quejan de la altura y le atribuyen letales efectos cuando pierden.

En el deporte, el tema de la altura empezó a discutirse en los años 60 cuando se aproximaba­n los Juegos Olímpicos de 1968 en Ciudad de México, situada a 2.240 metros sobre el nivel del mar. Desde que la candidatur­a de la capital mexicana fue propuesta se elevaron voces contrarias alegando que la altura iba a ser inconvenie­nte para la salud de los participan­tes. Las autoridade­s olímpicas de México ordenaron estudios profundos sobre el tema y la conclusión fue que la deuda de oxígeno solo iba a producirse en las pruebas de aliento.

La altura de México iba a ser beneficios­a en las pruebas de velocidad y en los saltos. Esto se demostró cuando el atleta estadounid­ense Bob Beamon produjo lo que se llamó “el salto del siglo” al romper la marca mundial de salto largo con 8,90 metros, superando con 55 centímetro­s el récord anterior. Dick Fosbury, de Estados Unidos, inauguró el “Fosbury Flop”, una técnica nueva en el salto alto y ganó la medalla de oro con récord olímpico: 2,24 metros. Y otro estadounid­ense, Jim Hynes, ganó los 100 metros planos con nueva marca del mundo: 9 segundos y 95 centésimas. Además, Hynes integró el relevo de 4 x100 metros planos de su país con medalla de oro y nuevo registro planetario: 38,24 segundos. De la altura nadie habló en esos Juegos Olímpicos.

De mis viejas lecturas recuerdo una que se relaciona con una entrevista a un gran crack argentino de los años 30:

Francisco Varallo. La edición del 4 de febrero de 1986 de la revista El Gráfico traía una nota sensaciona­l con Varallo, en ese entonces el único sobrevivie­nte de la final de la Copa Mundo de 1930. A punto de cumplir 86 años, Panchito conservaba la memoria de un elefante y la lucidez intacta. Fue una gloria del fútbol. Crack en Gimnasia y Esgrima de La Plata, goleador e ídolo total en Boca Juniors. Todo entre 1928 y 1939.

Pancho, decía la revista, era “un personaje delicioso, buenazo y simplón, que a los casi 86 años atiende su agencia de lotería y va todos los domingos

DICHOS DE EXDIRIGENT­E CANARIO DESMERECEN A LIGA E INDEPENDIE­NTE.

a ver a Gimnasia cuando juega de local”. Estaba de moda el tema de la negativa de varias seleccione­s a jugar frente a Bolivia en La Paz y cobraba vigencia, precisamen­te, una frase célebre de Varallo. Consultado acerca de cómo se preparaban en su tiempo para afrontar los problemas de la altura en La Paz, Panchito, muy suelto de cuerpo, contestó: “La verdad, en mi época no había altura”. Quería decir que en esos tiempos jugaban con Bolivia y les hacían seis o siete goles, con altura o sin ella.

En Ecuador, en los años 50 y 60, Río Guayas, Barcelona SC y

Emelec, Everest y Patria iban a jugar a Quito ante los mejores equipos capitalino­s y casi siempre regresaban triunfante­s. Tengo presente en mi memoria una rueda magistral de charla futbolera durante una sesión-comida de la Asociación Barcelona Astillero. Compartíam­os una mesa con Fausto Montalván, capitán del equipo que conquistó la idolatría; Simón Cañarte, el implacable goleador; Luciano Macías, el gran capitán de memorables jornadas; y Vicente Lecaro, el mejor zaguero central de nuestra historia. El tema de la conversaci­ón era el de los partidos de antaño en la capital.

Contaba Fausto que viajaban por tierra más de diez horas, en asientos incómodos no reclinable­s. A las 06:00 se servían un frugal desayuno en Latacunga y llegaban a las 10:00, directo al estadio. Un breve calentamie­nto y a las 11:00 era el partido. “¿Altura? Te juro que nadie nos habló nunca de eso”. Simón y Luciano confirmaba­n las palabras de Fausto. “Casi siempre viajábamos por tierra, pues muchos le temíamos al avión. En el primer campeonato nacional (1957) fuimos por vía aérea solo al partido final en Quito y muchos se marearon. Eran aviones pequeños y al entrar o salir de la cordillera muchos sentíamos pánico. Veíamos las montañas muy cerca y el avión bailaba”, contaba Simón.

“Yo fui titular desde 1954 hasta 1971. Ni el entrenador ni los médicos nos hablaron de altura. Tampoco nos recetaron nada”, decía Luciano. Y el Ministro Lecaro narraba que la primera vez que fueron a La Paz alguien les dijo que en esa cancha la gente se ahogaba y vomitaba. “Yo no sentí nada; solo un poco de fatiga al final del partido”, aseguró Vicente.

Liga de Quito e Independie­nte del Valle han aprovechad­o siempre las facilidade­s que, naturales o supuestas, les brindaron sus rivales con el tema altura. Aparte, Liga tuvo en 2008 un muy buen equipo, con jugadores de un relieve superior. En ese sentido puede ser comparado con el Barcelona SC de la final de la Copa Libertador­es de 1990 que tenía a Carlos Luis Morales, Marcelo Saralegui, Alberto Beto Acosta, Manuel Uquillas, Carlos Muñoz, Marcelo Trobbiani -campeón del mundo en 1986, con Argentina-, David Bravo, Freddy Bravo, Wilson Macías. Calidad de futbolista­s que no ganaron la Libertador­es solo por la perversa confabulac­ión del árbitro, los dirigentes de Olimpia y la Conmebol.

Alfaro Moreno nunca pudo incorporar a Barcelona jugadores de la talla de los que hemos mencionado; solo fichó mediocrida­des con el cuento del “campeonato financiero”. Con los equipos formados durante su mandato no hubiera ganado ninguna Copa, aunque hubiera jugado en un estadio construido en la cima del Everest.

 ?? ARCHIVO ?? ▶Histórico 12 de septiembre de 1990: Barcelona, sin jugar en la altura, clasificó a la final de la Copa Libertador­es. Carlos Morales (i) brilló ante River en la tanda de penales.
ARCHIVO ▶Histórico 12 de septiembre de 1990: Barcelona, sin jugar en la altura, clasificó a la final de la Copa Libertador­es. Carlos Morales (i) brilló ante River en la tanda de penales.
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