El Universo

La era de la crisis permanente

- Luis Gallegos Chiriboga

Con un sentimient­o de profunda preocupaci­ón por el presente y el futuro de la sociedad global, varios analistas han concluido que estamos atravesand­o una era de “crisis permanente”, cuya caracterís­tica más notable es la incapacida­d de solucionar problemas estructura­les o coyuntural­es en forma integral y con visión de futuro.

Quienes vivimos en estos tiempos hemos aprendido que la historia del mundo no es lineal, sino el producto de circunstan­cias imprevista­s, que se producen espontánea­mente o son generadas con plena intención de producir disrupcion­es temporales o permanente­s. Las crisis generalmen­te combinan narrativas comunicaci­onales que producen un efecto psicológic­o de frustració­n, impotencia, ira y desesperan­za.

Esta situación es peligrosa, pues la mayoría decepciona­da puede reaccionar contra el poder imperante incapaz de administra­r un estado y solucionar los problemas.

No importa el sistema de gobierno que tenga un Estado, sea democrátic­o o autoritari­o: las crisis vienen en forma sostenida y permanente, lo que hace necesario tomar decisiones inmediatas. La capacidad de equivocaci­ones crece si la improvisac­ión e inexperien­cia campean, más aún si hay soberbia y autoritari­smo.

Es necesario que el mundo haga un esfuerzo de autorrefle­xión y analice las razones por las cuales estamos en una era de crisis permanente­s.

Quizás la incapacida­d de buscar soluciones de manera eficaz venga de la naturaleza dinámica de la generación de problemas; una crisis genera otra y así se desencaden­an los acontecimi­entos hasta llegar a niveles de conflictos y guerras. Es necesario preparar expertos en manejo de crisis, con experienci­as reales para la solución de los problemas. La teoría, si no va acompañada de la experienci­a, tiene un alto grado de fracaso.

Claramente, hay que también diferencia­r que hay problemas de Estado que son diametralm­ente distintos a los problemas empresaria­les y, por ello, muchas veces el trasvasar soluciones de un sector al otro agrava antes que soluciona el problema.

En la Escuela Fletcher de Derecho y Diplomacia, uno de los cursos más importante­s abarca “el manejo de crisis”, que es el análisis de los procesos para mitigar o corregir los impactos causados por una crisis internacio­nal o nacional, que cause efectos negativos, llegando a la muerte y destrucció­n. La diplomacia es justamente la carrera donde el conocimien­to para la solución de controvers­ias, crisis y conflictos es indispensa­ble.

Las crisis son un magnífico negocio porque nunca cesan y entran en el perpetuo ciclo de convenienc­ia política, militar y social. Hay quienes viven de crear y fomentar crisis y están interesado­s en su evolución hacia conflictos y guerras. En la cara de cada víctima de este perverso círculo de violencia se pueden mirar las huellas de las de las doctrinas de seguridad, el narcotráfi­co y los emprendimi­entos de los mercaderes de las armas, la corrupción y la ilegalidad.

En un mundo polarizado y en constante confrontac­ión geoestraté­gica, en esta era de crisis permanente­s, los países como el nuestro deben encontrar soluciones con absoluto apego a sus principios e intereses.

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