El voto asistido, una ayuda en los recintos electorales de Quito
En los recintos electorales de Quito, durante la jornada de votaciones para el referéndum y consulta popular en Ecuador, se observó una notable participación de personas de la tercera edad, muchas de las cuales recibieron ayuda para ejercer su derecho al voto.
Abigail Amagua, una joven de 15 años, acompañó a su abuela desde el sur de Quito hasta el recinto electoral del colegio Manuela Cañizares, en el centro norte de la capital.
Su abuela, preocupada por no venir sola, le pidió compañía. Abigail, quien aún no alcanza la mayoría de edad para votar, reconoció la importancia del voto asistido para aquellos que enfrentan dificultades de movilidad. Su mamá, mientras tanto, esperaba en el carro en un lugar cercano.
María Mogro, de 76 años, explicó que, aunque vive en el sur de Quito, estaba empadronada en La Floresta, pues antes vivía en este sector y prefiere votar allí. Agradeció la asistencia que recibe de su nieta para poder ejercer su derecho al voto. María valora enormemente esta ayuda, ya que a su edad enfrenta dificultades físicas que le restan la movilidad.
“Yo vivía aquí en la Floresta, siempre he votado aquí y no quiero irme de aquí”, expresó la mujer mientras terminaba de ejercer su derecho al voto en una banca especial ubicada en el ingreso del plantel.
Personal del Consejo Nacional Electoral (CNE) se repartió en todos los centros de votación para dar esta asistencia. Como la junta que le corresdemoró pondía a María Mogro era en el segundo piso, las funcionarias bajaron y permitieron que la mujer realice su voto con privacidad. Después guardaron la papeleta en la misma funda, entregaron el comprobante.
El voto asistido permite que personas mayores, como María y su nieta, participen activamente en el proceso electoral, a pesar de las limitaciones físicas que puedan enfrentar.
Esta práctica no solo garantiza la inclusión de todos los ciudadanos en el proceso democrático, sino que también refuerza el valor de la solidaridad intergeneracional.
En otro aspecto de la jornada electoral, en Quito el tiempo de votación fluctuó según el conocimiento de los sufragantes sobre las preguntas de consulta y referéndum. Entre 5 y 15 minutos se demoraron los votantes que han asistido a recintos en el sur de Quito.
El tiempo de votación es variable, explicó Doris Cando, quien llegó a la sede 1 de la Unidad Educativa Pedro Traversari. Ella sostiene que se unos 10 minutos en hacer fila y menos de 5 en votar. No se demoró mucho en marcar la papeleta, señaló, porque ya había analizado lo que se consultaba.
En el recinto ubicado en la escuela Jesús María Yépez, en Luluncoto, sur de Quito, Miguel Echeverría explicó que se demoró 5 minutos en votar, pero pudo observar en otras mesas que había gente que se sentó para leer no solo las consultas, sino también los anexos. “Yo tenía claro lo que se preguntaba y cuál iba a ser mi respuesta. Por eso no me demoré en votar”, afirmó.
En este marco, se encontraron historias de emprendimiento y tradición que se entrelazan con el deber cívico de los ciudadanos.
Mariana Jacho, una vendedora autónoma de 80 años, estuvo presente desde las 06:00 en los exteriores del Instituto Nacional Mejía. Normalmente tiene su puesto de comida en un local de su casa en el barrio San Juan. Pero desde hace 40 años conserva la tradición de apostarse en los exteriores del centro de estudios para ofrecer una variedad de platillos tradicionales como el hornado, tortillas, menudo con morcilla, papa y mote.
Por otro lado, Pablo Salas y su familia estuvieron presentes desde las 05:50. Con una
El voto asistido garantiza la inclusión de todos los ciudadanos en el proceso.
Las personas que infringen la ley seca son detenidas y deberán pagar una multa.
trayectoria de ocho años participando en jornadas de votaciones, Pablo y su equipo ofrecen una variedad de platos típicos, desde tamales de gallina hasta buñuelos y empanadas de morocho.
Ambos vendedores coincidieron en la importancia de mantener viva la tradición culinaria ecuatoriana y en la satisfacción de ofrecer productos auténticos y de calidad a sus clientes en estas fechas.
Pero ciudadanos no solo aprovecharon la jornada para degustar platos sino también para consumir alcohol. En el centro histórico de Quito no todos acataron ley seca, que prohíbe la comercialización y consumo de bebidas alcohólicas en el territorio nacional y se extenderá hasta el mediodía de hoy. Personal de la Policía Nacional del distrito Manuela Sáenz realizó una serie de operativos que permitieron identificar a 52 infractores (hasta la noche del sábado). Personas libando en el espacio público y consumidores en fondas clandestinas fueron encontradas en los operativos. Entre los infractores hubo hombres y mujeres. Además, se sancionó a los dueños de los locales que no acataron la disposición.