ABUELA POR PRIMERA VEZ
bor del voluntariado en esta institución por 23 años, y nos abrió las puertas de su casa para conocer un poco más sobre su vida. En su niñez asistió al Instituto Particular Abdón Calderón y como anécdota recuerda que cuando terminó de cursar preparatoria, la pasaron directamente a segundo grado porque sumaba, restaba, multiplicaba y dividía a los cinco años. Como resultado de haberse saltado un año, se graduó del colegio cuando tenía 16. Durante su adolescencia formó un grupo de amigas a las que sigue frecuentando actualmente. “Nos vemos muy a menudo, es se de lleno al cuidado de ellos. A medida que fueron creciendo, su esposo adquirió una compañía de elaboración de productos químicos, y a pesar de que no era su línea ambos se unieron para sacarla adelante.
Fue a partir de ese momento, a través de una vecina, que Teresita empezó a visitar la Cruz Roja y se Teresita es una mujer muy ocupada, sin embargo eso no le quita lo cariñosa y chocha que está con el nacimiento de su primer nieto, Filippo Aurea Dapelo, de un año y 5 meses. Entre semana se le complica un poco verlo, por eso los viernes, que son días más tranquilos, los reserva para almorzar con él. También los fines de semana junto a su esposo lo llevan a pasear a parques donde haya piletas, pues al pequeño le encantan. Durante la sesión de fotos se reflejó el amor que se tienen. Filippo, muy educado, colaboró para posar en las fotos junto a su abuela, mientras paseaban por el jardín cogidos de la mano.
Fotos: Stalin Díaz // EXPRESO. Producción: Alejandra Cereceda. Peinado: Gisella Bardi (Instagram: @gisellabardi) . Maquillaje: Roxanna Aguilar (Instagram: @makeupbyroxanna aguilar).
una amistad que ha traspasado décadas. Justamente la semana pasada estuvimos 13 de ellas en la playa, donde siempre jugamos poquino”, cuenta.
Luego de su etapa colegial, Teresita, como le dicen sus allegados, hizo varios cursos de administración financiera, lo que le abrió las puertas a muchas oportunidades laborales. En su soltería trabajó en muchas empresas, entre las que están Norlop y la Autoridad Portuaria de Guayaquil, donde conoció a su hoy esposo Carlos Aurea, con quien lleva ya 35 años de matrimonio y tuvo dos hijos, Diego y Juan Carlos.
Cuando nació el segundo, decidió dejar de trabajar para dedicar- hizo voluntaria del Comité de Damas. “Lo mío es la ayuda humanitaria, a mí me gusta mucho ayudar. Si puedo hacerlo y tengo poder para hacerlo, yo estoy feliz”, confiesa.
Dentro de sus pasatiempos está viajar, algo que le encanta. Desde que sus hijos eran pequeños viajaba todas las vacaciones con ellos, y ahora lo hace más con su esposo. Entre sus ciudades favoritas están Dubái, Nueva York y París.
Entre las aspiraciones de Teresita está seguir siendo parte de la institución a la que pertenece, hasta que la vida se lo permita, y en algún momento escribir un libro, ya sea un cuento o una novela.