GRACE KELLY LA DURA INFANCIA DE LA PRINCESA PERFECTA
Desde su primera aparición en la gran pantalla, Grace Kelly personificó el ideal de elegancia y belleza. Fue la actriz fetiche de Alfred Hitchcock, trabajó con verdaderos maestros del cine y mantuvo múltiples romances con varios de sus compañeros de reparto, incluido el codiciado Clark Gable. Luego lo dejó todo para contraer matrimonio con el príncipe Raniero de Mónaco y ocupó páginas y páginas de las más prestigiosas revistas del corazón.
Sin embargo, tras su estilo y sofisticación se escondían recuerdos de una dura infancia marcada por un padre antisemita, una madre maltratadora y una hermana violenta. Así lo dan a conocer Jay Jorgensen y Manoah Bowman en su libro Grace Kelly: Hollywood dream girl recientemente publicado.
Los autores cuentan que si bien provenía de una familia adinerada, gracias a los negocios de albañilería de su padre, John B. Kelly, también ganador de una medalla de oro en la disciplina de remo en los Juegos Olímpicos de 1920, nunca pudieron pertenecer al círculo social más exclusivo. El patriarca rara vez estaba en casa, pues ocupaba su tiempo en los negocios, la política y el golf.
La pequeña Grace lo idolatraba, pero nunca pudo ganarse su aprobación: Peggy, su hermana mayor, le robó el sueño. Entonces quiso acercarse más a su madre, Margaret, pero ella era una mujer violenta, demasiado exigente con sus hijos, que no dudaba en golpearlos si no cumplían con las reglas.
Con todo ese bagaje, Grace conquistó el mundo. Y logró el reconocimiento que tanto le costó alcanzar en su propio hogar.