MURIÓ EL AMANTE MÁS PRUDENTE DE LADY DIANA
OLIVER HOARE
Solo con un exceso de sofisticación, elegancia y encanto se puede salir librado de un episodio tan rocambolesco como ser pillado desnudo tras una maceta en los jardines del palacio de Kensington, luego de una supuesta noche de amor con la princesa Diana de Gales. Oliver Hoare murió el pasado martes en Francia a los 73 años, víctima del cáncer. Se llevó con él los secretos de una relación turbulenta y obsesiva que mantuvo ocupados durante años a los tabloides británicos. Galerista, eminente experto en arte islámico, devoto de Alá, viajero que recorrió el mundo en busca de piezas inéditas, protegido en su juventud por una princesa iraní, Hamoush Azodibowler, que se lo llevó con ella a Teherán cuando apenas tenía 20 años donde aprendió a leer árabe y persa, Hoare será recordado como uno de los amantes más exquisitos de Lady Di, capaz de mantener a la vez una relación amistosa y profunda con el príncipe Carlos de Inglaterra. Ambos se conocieron cuando Diana tenía 24 años, en una fiesta celebrada en el castillo de Windsor en 1985 durante las carreras de caballos del hipódromo de Ascot. Cuentan los testigos que la princesa se quedó impresionada de ese hombre moreno, bronceado, culto y con una simpatía natural que le sirvió hasta el final para moverse a sus anchas entre la aristocracia británica. Educado en el elitista colegio de Eton, su trampolín hacia esas alturas, sin embargo, se lo proporcionó su mujer Diane, una rica heredera francesa con la que tuvo tres hijos y a la que permaneció unido hasta el final, a pesar de sus supuestas infidelidades. Hoare, a diferencia de otros hombres que pasaron por la vida de Diana, siempre utilizó el desdén y la ironía para contestar a los múltiples rumores sobre su aventura extramarital.