EL ALMA DEL LUGAR
Más allá de tu esfuerzo diario, procura ser siempre mejor. Donde quiera que estés, conviértete en el alma de ese lugar, no porque seas quien más baila o el que más bulla hace, sino porque tu interior se refleja en tu mirada. Ten en cuenta que discutir no alimenta, sino que divide. Reclamar no resuelve, complica. Indignarte no auxilia, separa. Y no desesperes: si lo haces, la luz se marchará de tu corazón. La tristeza, finalmente, no conduce a nada y la lágrima no sustituye el sudor. Cuida tus palabras, porque la calumnia nunca tiene un buen fin y la falta de misericordia frente a los otros te hace vil y bajo. Conviértete en el alma de lugar, con una vida que se resuelve caminando en paz, comprendiendo al otro y aguardando la participación sabia del tiempo. Anímate a probarlo.
ANÓNIMO