HABÍA UNA VEZ EN HOLLYWOOD ( ONCE UPON A TIME IN HOLLYWOOD)
Thriller, historia, drama, comedia y un crimen se unifican en un magnífico retablo para mostrar la novena película del afamado Quentin Tarantino. Si bien podría suceder que los amantes de Marvel y sus producciones la encuentren algo lenta en comparación con la vertiginosidad de su género favorito, deberán apreciar el cine magistral que siempre genera Tarantino, exceptuando el hecho de que no tiene su violencia usual, aunque sí exista.
Empecemos con la parte técnica: la fotografía es evocativa, refleja la era en que se desarrolla la historia, mezcla de ficción manchada con sangre, por la aplicación de los filtros y colores sesenteros. Los movimientos de cámara, sus planos, muestran inteligencia conceptual y convierten las imágenes en reproducciones nostálgicas de aquel período. El vestuario se reproduce a la perfección: barbas, botas, anillos, cabelleras largas, etcétera, parecen haber sido traídas por la máquina del tiempo. Las canciones son las que estu
vieron en boga y los diálogos, a dentelladas si se quiere, terminan sorprendiendo.
La pléyade de actores que presenta esta cinta es gigantesca: Bruce Dern, como George Spahn (papel asignado originalmente a Burt Reynolds, quien murió en el 2018), actúa muy bien. Al Pacino impregna su capacidad actoral al pequeño rol encomendado y es todo astucia. Margot Robbie es tan luminosa como Sharon Tate, pero el rol es muy pequeño para una actriz de su talla. Quienes interpretan a Steve Mcqueen y Bruce Lee captan sus esencias. Y hay una pequeñuela de ocho años, Julia Butters, en el rol de Trudi, que destaca, especialmente su escena con Leonardo Dicaprio, cuando este le explica una cinta o novela del Viejo Oeste.
Tanto Dicaprio como Pitt (dos de las últimas grandes estrellas de Hollywood) son la base del filme por sus actuaciones. Cada uno en su caracterización abrillanta su carrera. DiCaprio, como el mal actor de la trama, demuestra su talento, pues siendo un excelente histrión fílmico da la talla y convence. Pitt, que pocas veces tiene la oportunidad de exponer su talento para la comedia, logra la perfección.
Había una vez en Hollywood alcanza mayores dimensiones en el capítulo final, que es divertido, aterrador e inquietante, pero no hay espacio suficiente para comentarlo. Por ello añado: perciba la sensualidad aristocrática en los ojos de Margot Robbins, conozca a la espeluznante ‘familia’ Manson, a Dicaprio olvidando el diálogo de la cinta que filma, el desparpajo de Pitt, el ambiente fantásticamente detallado de 1969, hasta sus avisos luminosos de gas neón, carteles publicitarios y un extenso etcétera. Un defecto: demasiado larga (165 minutos). Pero… ¡vaya a verla! Rick Dalton ( Leonardo DiCaprio), estrella norteamericana de los años 50 y principios de los 60, tuvo mucha fama por haber protagonizado la popularísima serie de televisión
Reducido a papeles de villano en programas que ahora ocupan su nicho, en los que se lo anuncia como ‘ estrella invitada’, logra buenas críticas, pero vive amargado. Su doble para escenas de acción es su mejor amigo, recadero y chofer, Cliff Booth ( Brad Pitt), veterano de la guerra de Vietnam y del cual se afirma que asesinó a su mujer. El agente de Rick, Marvin Schwarzs ( Al Pacino), le sugiere que vaya a Roma a filmar un ‘ spaghetti western’. Por ello, Rick y Cliff vivirán seis meses en dicha ciudad. Al volver encuentran un Hollywood cambiante. Es 1969. Nada