AZULES TURQUESAS
irar y girar envuelto en tu cuerpo / de tu luz que da azules turquesas / (…) Ya sabes mi amor, busca mi canción / sin que querer me voy, sin mirar me voy”, cantó en el 2004 Lisandro Aristimuño con su voz aguardentosa. Esa es la canción que da título a este filme concebido, dirigido y actuado por Mónica Mancero. La tarea demuestra no haber sido una película fácil. Surgen cantidad de actores, exteriores y ambientes diversos, vestuarios y un guion punzante que habla de una verdad prácticamente desconocida ( solo dicha por la prensa), hasta la realización de este largometraje originalmente presentado en el V Festival Internacional de Cine de Guayaquil y que ahora estrena Supercines. Como actriz, Mónica es impresionante. Su rol está lleno de agresividad, nerviosismo, vehemencia, rabia, polémica y… ¿ por qué no decir que también es bella y atractiva? Como directora debió exigir más de los intérpretes que se desempeñan como pacientes enajenados o víctimas de sus adicciones. Al conjunto le hace falta una cierta armonía, como la demostrada en Atrapados sin salida ( 1975). Toty Rodríguez, como siempre, logra una excelente caracterización: es la esposa alerta, preocupada, amorosa, pero ceñida a las decisiones de su cónyuge. Interesante el color del vestuario que portan las señoras conductoras de los centros. Estos ayudan a definir sus caracteres, sus personalidades: amas del convencimiento engañoso, de frases almibaradas que esconden la verdad. No son colo
LOS res ‘ serios’. Son amarillos brillantes, azules turquesas ( color fetiche del filme), y las actrices que las interpretan ( lástima que no tenga el listado que proporciona el reparto) logran frivolidad. Se convierten en letreros luminosos elaborados con gas neón, no en regentes de establecimientos con pretensiones de profesionalismo, que verdaderamente los hay. Ellas son, en sus roles, entretenidas, díscolas, árboles de Navidad que brillan ( a su manera) todo